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lunes 23 de septiembre 2019De dietas, ayuno y negociosComo existe tanta gente con sobrepeso en Estados Unidos (y ya se ve en nuestro país), el tratamiento contra la obesidad se ha vuelto un negocio más. Los tés, las pastillas y las dietas milagrosas abundan. La dieta de la toronja, del jugo de papa rallada, del vino blanco (¡Salud!). Ahora han encontrado una nueva dieta: la del “ayuno”. Sí, dejar de comer. ¡Cómo no se les ocurrió esto antes! El médico y escritor Andreas Michalsen dice en su artículo de la revista The Economist, de este mes, que el ayuno diario de al menos 14 horas ayuda a perder peso, es saludable y hasta espiritual. Solo se puede almorzar. Esto significa que no hay que merendar ni desayunar (olvidémonos del pancito y el café) y así llegar al almuerzo, en ayunas. Este descubrimiento está en la clasificación de “sentido común”: Si quieres bajar de peso, no comas. ¡Imaginen a las personas de gran apetito! Y hay cientos de videos para enseñarte, paso a paso, ¡a ayunar! Una rubia flaquísima sale y dice: “No puedes romper el aVer Más
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lunes 16 de septiembre 2019De una llamadaY por fin suena el teléfono y sabes que es tu hijo quien llama: el sexto, cuya mujer está embarazada por primera vez. “¡Ha nacido un varoncito! ¡Pesó nueve libras! El parto fue natural y el bebé y su mami están muy bien.” Miras las fotos en el WhatsApp, está coloradito, los brazos gorditos y todo ese cuerpo pequeño lleno de pliegues que quisieras abrazar en ese instante. Tiene los ojos abiertos. Abiertos al mundo. Al mundo que le espera. Y entonces tienes ganas de arrodillarte, y lo haces. Primero agradeces a Dios de todo corazón y pides, ruegas, suplicas que el mundo en el que le toque vivir no sea tan horrible como presagian. Y en tu mente miras a un mundo mejor donde no hay guerras, ni hambre, ni polución. Entonces, te imaginas a tu nuevo nieto creciendo, riendo, haciendo amigos, bueno de corazón como su papá. Recuerdas cuando él nació. Y recuerdas también a tu padre. Tu padre que quería una niña y la pidió al Señor de Monserrate en Bogotá. Tu padre, que no pudo verte crecer. Que deVer Más
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miércoles 04 de septiembre 2019No me hables de la guerra“En la guerra comienzas por agradecer los días que estás viva; luego agradeces las horas y llegas hasta los minutos”, me dice Alenka: de origen polaco, 93 años y una mente clarísima. “Fue un primero de septiembre de 1939. Yo tenía trece años y mi hermana cinco”, suspira antes de continuar. “Las hojas de los árboles ya se tornaban anaranjadas. Mis padres, mi abuela, mi hermana y yo estábamos reunidos junto a la radio. Mi abuela rezaba el rosario a la Virgen Negra de Częstochowa. Había rumores de que Alemania iba a invadir a nuestro país. Y así sucedió aquel día. Entonces, mi padre decidió que debíamos huir a Inglaterra y desde allí a los Estados Unidos. Pero las cosas se complicaron: dos días después, Inglaterra y Francia declararon la guerra a Alemania y así empezó la Segunda Guerra Mundial. Al poco tiempo, mi padre fue fusilado acusado de conspirador. Mi abuela no resistió perder a su hijo. Luego de un año, mi madre, mi hermana y yo escapamos a Inglaterra. Por equivocación nos separarVer Más