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jueves 25 de junio 2020Mensaje a mi padreYo no te recuerdo. Tenía un año cuando partiste justamente en mi cumpleaños. Tus sueños de aviador quedaron incrustados en las faldas del Tungurahua en un ala del avión que aún brilla en los días despejados. Trato de recordar tu rostro porque dicen que en algún lugar de la memoria guardamos recuerdos aún a tierna edad. Mas no puedo. El rostro que llega a mí mente es el de las fotos, especialmente la que estás sonreído delante de un bimotor de los años cuarenta, con tu chaqueta y tu casco de cuero con gafas redondas. ¡Te ves tan joven! Tengo otras donde me cargas en tus brazos y me miras con un amor que traspasa el vidrio. Sé que me decías “reinita”, pero no recuerdo tu voz. Que me cantabas, pero no recuerdo la canción. Que me mecías para que me durmiera, pero no recuerdo tu calor. No pudiste enseñarme a montar en bicicleta, ni a jugar tenis que tanto te gustaba. Ni pudiste enjugar mis lágrimas cuando me lastimaba. Tuve un gran abuelo que me quiso mucho, pero tú no estabas. Nunca me oísVer Más
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miércoles 17 de junio 2020Réquiem por un diarioYo vi nacer al periódico Hoy. Y a la revista infantil La Cometa, que circulaba con ese diario los sábados. Entre las maravillosas experiencias que Dios me ha otorgado, están estas. Junto con Guadalupe Mantilla y Benjamín Ortiz fundamos Publicaciones Juveniles SA. Cuando Guadalupe volvió a Diario EL COMERCIO, me quedé yo de directora/editora de la revista durante once años. La Cometa fue la primera revista –no un suplemento– en circular gratuitamente con un diario en este continente. ¡Qué tiempos tan interesantes fueron! ¡El diario era nuevecito, con la más moderna tecnología y tantos periodistas dedicados! El ‘Gringo’ Mantilla, a quien admiro y respeto por su labor, fundó y mantuvo un diario libre, honesto, dispuesto a servir al público al que se debía. Yo lo vi nacer. El domingo pasado hubiera cumplido treinta y ocho años. Por cosas de la política, el mismo personaje que alababa a diario Hoy durante un aniversario, lo cerraba a la semana siguiente. No, este artículo no debería llevarVer Más
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domingo 07 de junio 2020De barquillos y romanceLa Matilde era muy bonita y coqueta. La Matilde era lo que en esa época se llamaba una “criada”, que significaba que había estado en una casa ayudando en el servicio doméstico desde niña. A mi abuelita, Ñata, le habían “encargado” a esta niña en una de sus haciendas y mi abuela la quería mucho. También en esa época se tenía un servicio completo con “muchachas de mano”, cocinera y paje. Pero de quien más me acuerdo es de La Matilde, que era tan enamoradiza, como escuché decir un día. Su principal pretendiente era el vendedor de barquillos que llegaba todas las tardes a la Mariscal con su grito de: “baar-qui-lluus”, y el canasto sostenido sobre la cabeza. La Matilde pedía plata para comprar los barquillos para la “niña Ednita”, abría la puerta de hierro y salía mientras yo me quedaba en el jardín con mi perro Jip. El barquillero ponía su canasto en el suelo y cuchicheaba con La Matilde tratando de cogerle la mano y ella, coqueta, no se dejaba. ¡Qué tierna era la vida! Mi abuelita la cuidVer Más
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jueves 04 de junio 2020Carta al señor PresidenteEstimado señor presidente Lenín Moreno: me dirijo a usted muy respetuosamente después de haberle escuchado en el informe que dio al país el domingo 24. Me gustó mucho, pero hay algo que deseo recordarle: usted mencionó a la educación y a los textos escolares, pero no recordó a los libros. Estoy segura de que fue un olvido involuntario. Al ser sus padres maestros, de seguro que le inculcaron el hábito de la lectura y usted debe ser un buen lector. La lectura comprensible es el pilar de la educación. Con esto no le digo nada nuevo, sin embargo, me permito recalcar un asunto importante: una de las cosas positivas que logra la lectura es desarrollar la inteligencia emocional –como saber tomar decisiones–, especialmente durante la niñez. ¿Quizás sería posible crear un plan de gobierno donde cada niño comenzara el año escolar con su propio libro? Algo así como: ¿“Con un libro en la mano”? Porque con un libro en la mano se aprende el hábito de la lectura, de lo contrario es imposible hacerlo.Ver Más