miércoles 12 de febrero 2020

El caballero del balón

Edna Iturralde

Le llamé nerviosa. Me contestó con esa voz inconfundible. Después de los saludos de rigor, me aventé: “Le llamo porque quiero escribir un libro de la historia del fútbol ecuatoriano”. “¡Viva el fútbol!”, contestó él. Allí fue cuando tuve que confesar con un nudo en la garganta: “Es que yo solo sé de fútbol que hay once jugadores. Pero deseo que usted me guíe en las investigaciones”. Hubo una pausa en la que sentí dolor de estómago. Pudo haberme contestado que mejor escribiera sobre algo de lo que yo supiera, sin embargo dijo: “Pues vente a mi casa. Ahora justamente tengo tiempo”. El tuteo me indicó que jugábamos en la misma liga. Fui a verle. Ya tenía listo mucho material: revistas, libros, direcciones de personas con quienes hablar y lo principal: su generoso apoyo que duró mientras escribí el libro, que siempre agradeceré. Creyó en mí y puso su conocimiento a mi alcance con esa bondad y esa nobleza que lo caracterizaba. Al despedirnos me preguntó el título del libro. ‘¡Viva el fútbol!’, que son sus palabras, contesté.
Entonces, Jorge Ribadeneira, el ‘Caballero del balón’, me abrazó riendo.