jueves 01 de agosto 2019

Recuerdos de un paso en la Luna

Edna Iturralde

Era la noche del 20 de julio de 1969. Yo tenía 21 años. Podía salir con amigos (aprobados por la autoridad familiar) y regresar a la 1:00 a.m. Es decir, mi mamá y mis abuelos ya me consideran adulta. Estaba en el primer restaurante sofisticado de La Mariscal: “Le Chalet Suisse”, en la esquina de las calles Reina Victoria y Calama, donde el dueño, Jean Pierre Magmenat, tocaba el piano y cantaba imitando a Louis Amstrong. Pero aquella noche especial, o “espacial”, escuchábamos en la radio la llegada del primer hombre a la Luna. Cuatro días antes, el “Apolo 11” despegó en un cohete, “Saturn V”, desde el Centro Espacial Kennedy en Florida. A bordo iban los astronautas Neil Armstrong, Edwin “Buzz” Aldrin y Michael Collins. ¡Qué emoción! Lloré sin preocuparme de que se corriera el rímel. Recordé “Noche de ronda”, la canción de Agustín Lara: “Luna que te quiebras sobre las tinieblas de mi soledad. ¿A dónde vas?” y, sin saber por qué, lloré aún más. Mientras tanto, Neil Armstrong decía su famosa frase: “Este es un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”. Han pasado cincuenta años.