jueves 16 de agosto 2018

El muro que cayó por su propio peso

Edna Iturralde

Me encuentro en Berlín, frente a un trecho del muro que aún queda en recuerdo a la división que vivió Alemania durante 28 años; la República Federal de Alemania al oeste y el sector oriental soviético que, irónicamente, se llamó República Democrática Alemana, a pesar de primar el comunismo. Para el año 1961, casi tres millones de berlineses de la zona oriental huyeron a la zona occidental capitalista. Entonces, el sector oriental levantó una alambrada de 155 kilómetros que dividió a la ciudad de Berlín en dos partes. Siguió un muro de ladrillo que se convirtió en una pared de hormigón de 4 metros de altura. Crearon la llamada “franja de la muerte” formada por un foso, una alambrada y una carretera por donde circulaban vehículos militares. Mantenían torres de vigilancia y patrullas para evitar que la población tratara de cruzarlo. Aun así, varios murieron en el intento. Hasta que el 9 de noviembre de 1989, miles de personas de la Alemania oriental, cansadas de la opresión comunista, rompieron el muro y cruzaron hacia la libertad. Desde 1990 Alemania volvió a estar unida y ser un solo país.