lunes 10 de octubre 2022

¡Lectores!

Fausto Segovia Baus

Las últimas estadísticas ubican al Ecuador en un estadio mejor: nuestros ciudadanos leen -promedio- un libro por año; antes leíamos medio libro en el mismo lapso. ¡Albricias!

La lectura es una forma saludable de vivir actualizado, como respirar o alimentarse. Esta pasión por la lectura se aprende.

El hogar es una fuente de buenos hábitos y costumbres lectoras. En mi caso, tuve excelentes profesores: los lasallanos me enseñaron a leer y escribir, y los jesuitas a pensar. Ahora soy un lector autónomo, libre de ataduras y dispuesto a seguir aprendiendo.

Porque el mayor tesoro es un libro; ahí están todas las joyas de la cultura y todos los conocimientos del mundo.No hay otro pasatiempo útil -junto con la música clásica- que leer o releer libros, porque son los mejores amigos, los confidentes siempre disponibles y cómplices, en la biblioteca, en el parque o en el escritorio.

Los libros tienen un hermoso don: esperar. Esperar que un lector los recoja, los acaricien, los huelan y lean en voz alta o en silencio.

Es que leer es comparable a comer el más rico potaje, bailar alegre con la persona adecuada -mejor si estamos enamorados-, y conocer el sitio turístico soñado. El libro es el territorio de la imaginación y para algunos -como dijo Jorge Luis Borges- el mismo cielo.

Con el advenimiento del libro digital, los agoreros dijeron que el libro impreso estaba herido de muerte. ¡Se equivocaron!

Sobrevivirá para siempre, y su olor a tinta, a historias maravillosas -a veces llenas de histerias-, y a mensajes cifrados e ilustrados con nuevas tecnologías, llenan el mundo de sueños y encantos. Y una idea final: pienso que los lectores somos seres raros que sobreviviremos a todas las catástrofes, en especial a la avalancha de los algoritmos. ¡Lectores de mundo, uníos!

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