domingo 27 de noviembre 2022

¡Pobrecito!

Fausto Segovia Baus

Es el diminutivo de pobre. Este diminutivo es muy utilizado en el Ecuador. Significa lástima, desprecio y compasión. Se expresa de manera sincera o con sarcasmo, según la ocasión.

“Pobrecito, mi patrón” fue una canción que popularizó Facundo Cabral. Dice así: “El diablo fue al mar a escribir la historia del mundo, pero no había agua. Dios se la había bebido.

Juan Comodoro buscando agua encontró petróleo, pero se murió de sed. Yo no sé quién va más lejos: la montaña o el cangrejo. Pobrecito, mi patrón, piensa que el pobre soy yo. Quién sabe si el apoyarse es mejor que el deslizarse.

Pobrecito, mi patrón, piensa que el pobre soy yo. Más que el oro es la pobreza, lo más caro en la existencia. Pobrecito, mi patrón, piensa que el pobre soy yo. Solamente lo barato se compra con el dinero. Pobrecito, mi patrón, piensa que el pobre soy yo. Qué me importa ganar diez, si sé contar hasta seis. Pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo”.

Los psicólogos expresan que existe el complejo del “yo, pobrecito”, que significa creerse culpable de todo, o culpar a los demás de sus propios errores.

Y pueden tener razón, pues un ambiente familiar centrado en la culpa y en la baja autoestima, prepara una generación de perdedores. Ciertos versos, las letras de algunas canciones -sobre todo pasillos y boleros llamados “corta venas”- llevan esa impronta, que ha convertido a algunas personas en candidatos al fracaso, donde el dolor es el estigma, y la resignación y la melancolía su apego.

Luchemos contra este complejo que no distingue clases sociales, económicas o políticas. Dejemos de culpar a los otros de nuestras calamidades. Porque sí podemos. Mejoremos nuestra autoestima como personas y como país.