lunes 19 de diciembre 2022

¡Presente!

Fausto Segovia Baus

Diciembre es tiempo de abrazos y regalos. Pensamos en un presente o regalo: un objeto, una tarjeta, un libro o recuerdo. ¿Por qué no recuperar la importancia del presente como el mejor regalo no solo para los amigos sino para nosotros mismos?

El tiempo es inasible e irrevocable. Cuando vemos a las personas crecer nos emocionamos, sobre todo si se trata de niños y jóvenes. ‘La juventud es la primavera de la vida’, dijo un poeta. Pero cuando observamos el paso del tiempo, en personas de ‘edad’, la realidad nos interpela y en ocasiones nos asusta. ¿Cómo pudo marcar en los rostros, en las manos y, general, en la figura, aquello que mucha gente aborrece: la vejez?

En esa perspectiva, el manejo del tiempo no siempre es posible. Porque el tiempo es una ‘imposición’ de la naturaleza que marca su paso, a través de instantes que suman épocas, eras o ciclos.

‘El pasado fue, el futuro vendrá, el presente es nuestro’, dice el aforismo. En esta frase hay mucha sabiduría. Por algo el origen de la palabra ‘presente’ es regalo, que no lo percibimos porque es un momento como muchos. Pero es necesario recuperar la dimensión maravillosa del presente, sobre la base del reconocimiento que estamos vivos, y que tenemos una misión trascendental con nosotros mismos y con quienes amamos.

No hay fórmulas para semejante propósito. El presente es un regalo vital en tanto se convierte en una oportunidad para hacer felices a los que viven juntos a nosotros. No mañana; hoy, y todos los días. No en los cementerios.

El presente tiene entonces un valor humano y social no monetario, invaluable, porque es estar bien y contribuir para que el resto también esté bien. Recordemos: ¡hay un poco de tiempo, cuando hay un poco de amor!