lunes 15 de mayo 2023

¡Quererse!

Fausto Segovia Baus

Es interesante reflexionar sobre el contenido y significado de las palabras. En este caso, no se trata de esperar que ‘me quieras’ para ‘yo quererte’, sino expresar ‘te quiero’ para que ‘tú me quieras más’. No es un juego de palabras, sino algo más profundo.

Las personas esperan recibir primero el afecto para reaccionar en consecuencia, cuando el verdadero amor es dar y darse, y como resultado se produce la reciprocidad. No es tampoco ‘dar para recibir’, lo que equivaldría a una contraprestación común en el ámbito económico.

La relación humana es compleja. No es posible construir el ‘nosotros’ si, previamente, no ha habido una maduración interna del ‘yo’. En otros términos: intentar ser sí mismos, con identidad propia y a la vez diferente a la de los demás, como paso previo y relevante para lograr ese ‘encuentro’ esperado.

¿De quién, en realidad, nos enamoramos? No es fácil la respuesta. Querer a alguien implica no la utilización de la persona humana como objeto, sino la búsqueda de una realización integral de la otra persona, en igual dimensión de lo que ‘yo deseo para mí’. Por eso, si alguien quiere amar a otra persona tiene que quererse a sí mismo.

Este no es un ejercicio narcisista al contemplarse ante un espejo o de formarse erróneamente un ídolo de barro, un dios, que sería la perfección suprema. Quererse significa apropiarse de su ser, como persona en construcción: aceptar fortalezas y debilidades, y sobre esta base identificarse, situarse en un mundo concreto, real y firme.

La mayoría de las personas espera que ‘le hagan feliz’, cuando es lo contrario: ‘Si usted hace feliz a los que ama, usted será inmensamente feliz’. Pero el primer caso es quererse.