lunes 13 de marzo 2023

¡Ternejos!

Fausto Segovia Baus

La palabra ternejo o terneja no está incluida en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, pero sí consta en varios diccionarios de americanismos. Así, tanto en Ecuador y Perú se refiere a la persona áspera, desagradable en el trato, enérgica, vigorosa y decidida.

En ciertas regiones del Ecuador este vocablo es considerado arcaico o antiguo, o en peligro de desaparecer porque si bien los ternejos abundan, en la práctica no han desaparecido o han sido reemplazados por maltratantes o violentos.

Ser ternejo o terneja -en el siglo XX- no era malo ni bueno, sino una manifestación natural de personas con carácter fuerte, autoritarias y dotadas de energía atribuida en especial a los padres o paterfamilias, aunque existían, por excepción, mujeres ternejas que se desempeñaban como padres y madres.

Se dice que su origen es germano, porque equivale a “valentón” o “valentona”, muy similar a “bravucón” o “bravucona”. Por estas razones, los jóvenes de hoy califican a ciertos padres como “bravos”, por ser impositivos e inflexibles. Otra característica de los ternejos es la obstinación, que equivale a porfía, terquedad, insistencia, impertinencia, pesadez e intransigencia.

La tendencia de las familias actuales es ser menos ternejas y más permisivas para mantener buenas relaciones entre padres e hijos y viceversa. Un sano equilibrio en los liderazgos sería deseable, de tal manera que el clima familiar forme personas felices, dotadas de autonomía y responsabilidades suficientes para que construyan proyectos de vida asequibles.

El maltrato intrafamiliar y la violencia doméstica son patologías que deben enmendarse con apoyo profesional. Los ternejos y ternejas deben dar paso a personas más flexibles, amorosas, comprensibles y asertivas.