lunes 27 de febrero 2023

¡Únicos!

Fausto Segovia Baus

Los hijos constituyen la razón de ser de los hogares, aunque ciertas parejas deciden adoptar –si no tienen hijos biológicos-, vivir solos o adoptar mascotas. En China prevaleció una norma a favor del hijo único por razones demográficas, económicas y políticas.

En el mundo occidental han prevalecido otros motivos como el cambio social, el alfabetismo, el trabajo de la mujer, la urbanización y el bienestar, entre otras, que contribuyeron para que las parejas decidan tener menos hijos.¿Qué sucede cuando las parejas deciden tener un solo hijo?

Las respuestas difieren porque los casos son particulares y diferentes. Las causas son laborales y personales. En las parejas -sobre todo las que habitan en ciudades- subsiste la idea de que con menos hijos o con uno solo, se puede educarlos mejor, atender sus necesidades y consolidar un proyecto de hogar sustentable.

Ya pasó el tiempo –dicen- en que se dejaba la convivencia sexual a la naturaleza, sin control alguno.Este cambio de mentalidad ha llevado al mundo a planificar la familia.

Las estadísticas reflejan porcentajes interesantes: “En Nueva York, el 40% tiene un hijo. Igual, en España. En Alemania y Austria, el Instituto de Demografía Max Planck pronosticó que la próxima generación será la primera en la historia de Europa donde lo común será tener un único hijo”.

Ciertas personas consideran que los hijos únicos son caprichosos, mimados, egoístas, consentidos y que, cuando crecen, no pueden ponerse en lugar de los demás. En circunstancias, los hijos únicos –según algunos padres- podrían ser “chicos problema”.

Las evidencias y estudios científicos sobre esta materia concluyen, que no existen “chicos problema”, sino “padres problema”, lo cual invalida este mito o creencia casi generalizada. ¿Qué opina usted?