La edad es un número relativo
Cuando uno es niño cree que las personas de 50 años son ‘viejitas’, porque sus abuelos quizás están en esas edades; pero conforme vamos creciendo, entendemos que la edad solo es un número y que lo importante son las experiencias y los aprendizajes alcanzados en ese tiempo. Hace unos días mi papá se preocupaba por ese número, aquel que ya suena grande porque ves a tus nietos crecer tanto que casi te alcanzan en estatura y ya tienen actitudes de adolescentes; esa sensación de ver cómo ha pasado el tiempo en algún momento nos golpea a todos, cuando vemos atrás y nos damos cuenta de cuánto camino hemos recorrido. En esos instantes nos abruma la duda, el miedo, la nostalgia y la melancolía; pero nos olvidamos de ver lo que nos falta por andar, los pasos que aún no hemos dado y las experiencias que aún nos faltan por vivir. La edad es un número y eso no puede opacar el disfrutar de nuestra vida; hay que vivirla al máximo, haciendo que cada recuerdo sea memorable, riendo de cada tontería porque aunque nos salgan arrugas por sonreír, nos da vida. Sintamos la dicha de estar vivos y de que podemos disfrutar con nuestros seres queridos. Nada más importa.