Cuidado con la deshidratación

Un deterioro en la salud de una adulta mayor llevó a sus familiares a trasladarla de emergencia al hospital. Los síntomas parecían tener una causa neurológica.

Sin embargo, tras distintos exámenes se supo que los problemas tenían origen en una marcada deshidratación. Fatiga, desorientación, falta de apetito y hasta una infección se detonaron por la ausencia de líquido en su organismo.

Es innegable que los años vuelven más vulnerables a las personas, pero a cualquier ser vivo le pasa factura la deshidratación. Lo sabemos desde pequeños, pero no todos le prestamos la atención debida a la ingesta de agua.

El funcionamiento de los riñones, el corazón, la pureza de la sangre, los huesos dependen de este recurso. El 80 % del cuerpo es agua.

Aprendimos que se deben tomar ocho vasos o dos litros del líquido al día. Ahora los especialistas señalan que la cantidad que se ingiere debe responder a la actividad que se realiza, al peso y a la edad.

No hay una fórmula única para todos. De ahí también la importancia de saber aprovecharla y no desperdiciarla.

Hay quienes no pueden acceder a ella como necesitan. Quienes sí, deben tomar más conciencia de su importancia en el bienestar y cuidarla.