lunes 01 de agosto 2022

Tengamos una cultura preventiva

Carolina Castillo

Horas antes de escribir esta columna, la tierra tembló una vez más en Ecuador. Tres sismos de 4.1, 3.5 y 3.7 sacudieron a la provincia del Carchi.

En el lugar del epicentro hubo unas 138 casas afectadas, siete heridos y no se reportaron fallecidos. El domingo anterior se produjo otro temblor, pero en Quito; y días atrás, otros en la provincia costera de Manabí.

Cada vez que ocurren, se ha vuelto costumbre que los usuarios de redes sociales reporten el hecho en esas plataformas. Videos y fotos dejan constancia del tema y también de las reacciones.

Pese a la frecuencia de estos eventos en el país poco se ven simulacros de sismos en centros educativos, empresas y demás. ¿Y en casa? ¿Cuál podría ser un lugar seguro si algo llegara a pasar?

Es cierto que jamás será posible estar totalmente preparados frente a una catástrofe natural, pero hay operaciones que quizás sí mejorarían la capacidad de respuesta. El esperar que no pase nada no debería ser el plan A.

El pánico del momento bloquea física y mentalmente y empeora lo que de por sí ya es una situación riesgosa. Los incendios, inundaciones, deslaves y terremotos frente a los que ha estado el país han dejado lecciones. ¿Cuánto hemos aprendido de ellas?