lunes 09 de enero 2023

También es válido estar tristes

Carolina Castillo

Hace años se estrenó una película infantojuvenil que hablaba sobre las emociones. La protagonista era una niña llamada Riley.

Su día a día se movía entre la alegría, el miedo, el desagrado, la ira y la tristeza frente a las cosas que experimentaba conforme crecía.

¡Alerta ‘spoiler’! En la mente de la pequeña, la primera emoción lucha contra la última para evitar que aparezca.

Quiere que todo sea felicidad en la niña. Pero eso desajusta sus reacciones, revelando que la tristeza es necesaria para que la vida normal de la pequeña funcione.

Más allá de todo lo anecdótico que ocurre en el filme, se ofrece una reflexión muy válida en estos tiempos: es importante aceptar también esas sensaciones que no nos gustan.

Permitirnos sentirlas, entender por qué aparecen e intentar gestionarlas, nos ayudará a conocernos mejor, a poner límites, a decir no y más. Eso sí, señalaba un psicólogo al que entrevisté años atrás, lo peligroso es quedarse en ella.

Cuando la tristeza se instala por más tiempo del que se requiere para comprender qué la causó y tomar decisiones, puede volverse depresión. En la cinta, cuando Riley la acepta y lo expresa, recibe de sus padres el apoyo que tanto necesitaba.