Los celos son parte del instinto de supervivencia de las personas. Según varias investigaciones, los primeros seres humanos de la Tierra utilizaban los celos como un mecanismo para asegurarse la continuación de la especie y en especial de su genética. Hombres y mujeres se aseguraban a su pareja y su descendencia.

Sin embargo, los celos deben ser controlados, porque en exceso pueden provocar malestar y dolor en las personas. Un estudio realizado por la Universidad de Pisa, en Italia, demostró que los celos se producen por los bajos niveles de serotonina en la sangre. Esto produce problemas para moderar los comportamientos y controlar las emociones. Los celos se producen por un desequilibrio en la parte frontal del cerebro y si es en exceso, podría llevar a conductas agresivas.

Los celos son normales mientras no se conviertan en el centro de atención de su vida, porque allí se convierten en celos patológicos.

José María Martínez, autor del libro ‘Celos: clases para comprenderlos y superarlos’, señala que “el celoso pierde el control de la conducta y emplea tiempo y energía en indagar y vigilar a la otra persona, impidiéndole que lleve una vida normal. Le cuesta concentrarse en otras cosas y continuamente se imagina que su pareja está con otro. Los celos pasan a ser el centro de la vida en común, determinando sus aficiones y sus relaciones sociales”.

Los celos van mucho más allá de los sentimentales, como los profesionales y los infantiles. Pero, los celos de pareja son los más destructivos, porque afectan no solo a quien los siente, sino a todo el entorno familiar. Muchas veces terminan en situaciones de violencia y femicidio, por lo que se debe trabajar en frenar los impulsos.

Una recomendación es empezar a educar erradicando la idea de que alguien nos pertenece. Además, es importante aprender a respetar la libertad y la individualidad de cada persona. Al criar niños seguros y respetuosos se evitarán incidentes en la adultez.

Además, en los últimos años ya se ha generalizado la idea de que los celos no demuestran amor. Los psicólogos recomiendan hablar con los jóvenes y enseñarles que hay formas sanas de demostar cariño.