¿Por qué hay más divorcios en enero?

El estrés de las fiestas de diciembre y las resoluciones de Año Nuevo son dos de las razones para la disolución de uniones conyugales en esta época
El inicio del nuevo año puede ser el empujón que esperan muchas personas que ya han considerado terminar sus matrimonios. Foto: Freepik

El inicio del nuevo año puede ser el empujón que esperan muchas personas que ya han considerado terminar sus matrimonios. Foto: Freepik

22 de enero de 2020 12:20
Gabriela Castellanos

La llegada de un nuevo año generalmente está ligada a nuevos inicios y, por supuesto, a cambios en muchos aspectos de la vida. Entre ellos, puede haber un cambio en el estado civil.

No por nada se conoce a enero como el mes más ‘mortal’ para los matrimonios. Nussbaum Law, una firma de abogados ubicada en Toronto (Canadá), también concuerda con esta apreciación. “Hay alrededor de 20% más demandas de divorcio en enero en comparación con otros meses del año”, aseguran.

Según un estudio realizado por la firma legal Kitchens New Cleghorn, hay dos razones principales para este fenómeno. “El estrés de las fiestas de diciembre puede contribuir a magnificar los problemas ya existentes dentro de las relaciones”, explica el bufete de abogados.

Diciembre es un mes que se caracteriza por una alta actividad social, compromisos y estrés. Aunque puede ser una de las épocas en las que las familias se reconectan, también abundan las discusiones y conflictos.

Otra explicación es que “muchas personas ya han tomado la decisión de terminar sus ­vínculos conyugales pero esperan a que terminen las festividades para soltar la bomba y evitar arruinar las fiestas para toda la familia, especialmente para los hijos”.

El inicio del nuevo año es entonces el empujón que muchos estaban esperando para dar un paso que llevaban analizando durante meses. Evelyn Zurita, psicóloga de parejas, explica que entre los propósitos que se plantean las personas para iniciar el nuevo año está resolver sus cuestiones sentimentales que no están en su mejor momento. “Si la relación no es del todo satisfactoria o si hay un estancamiento, en los primeros días del año se puede tomar una decisión para salir de ese estado”, asegura.

Para Zurita, es importante que las personas que buscan terminar sus matrimonios tengan claras las razones. “A veces se dan cuenta a medio camino que sí pueden solucionar sus diferencias y dejan el proceso”, comenta. “Para eso está la terapia de pareja. Lo que se necesita muchas veces es una visión externa de lo que ocurre en el hogar”, agrega.

Otro factor que se debe considerar es la custodia de los hijos. Si bien el divorcio es un proceso desgastante para la pareja, los niños a menudo también se ven afectados por los cambios. Vivir en una nueva casa, mutar la dinámica del hogar, ver a mamá o papá una o dos veces por semana o incluso distanciarse por completo de uno de los miembros del hogar pueden ser experiencias traumáticas.

Por ello, la especialista recomienda iniciar una terapia psicológica desde el momento en el que se toma la decisión de separarse de la pareja. En esto deberá involucrarse también a los niños, para que ellos puedan conocer lo que ocurrirá y que tengan la oportunidad de expresar sus sentimientos al respecto.

“Cada vez hay más personas que están de acuerdo en que tener padres divorciados y que se llevan bien es mejor que tener un hogar en el que papá y mamá pasan discutiendo todo el tiempo”, dice Zurita. A la larga, esto es más perjudicial para los hijos.

Por ello es importante que, además del proceso legal que se lleve, ambas partes queden en buenos términos y que puedan mantener una relación cordial y respetuosa por el bien de los chicos. “Evidentemente hay casos de maltrato o violencia en los que no se puede tener este tipo de apertura, pero hay que buscar mediadores para que los niños puedan desarrollarse sin dificultad”.

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