La importancia de la honestidad en la relación de pareja

Decir mentiras de vez en cuando puede evitar lastimar al otro. Pero ocultar cosas que tengan relevancia para la pareja puede ser destructivo.
La mayoría de mentiras y engaños pueden causar más daño a largo plazo. Foto: Freepik

La mayoría de mentiras y engaños pueden causar más daño a largo plazo. Foto: Freepik

6 de septiembre de 2019 16:10
Nancy Verdezoto

La honestidad es parte fundamental de toda relación interpersonal. De ella dependerá la confianza y la credibilidad que generemos en los demás y la estabilidad emocional que podamos mantener.

Cuando empieza una relación, muchos tienden a decir pequeñas mentiras blancas’ para agradar al otro. Pasamos de amantes de la música clásica al reguetón, en función de los gustos del otro, para acercarnos y ver si florece una relación.  En principio suena inocente querer parecerse a la persona amada; pero conforme una pareja se consolida, este tipo de mentiras deberían ir desapareciendo, porque se conoce más al otro.

Según una investigación realizada, existen tipos y tipos de mentiras y no todas resultan malas. El estudio, publicado recientemente en la revista ‘Proceedings of the Royal Society B’, explica que engañar a alguien de buena fe con la intención de evitar que se ofenda es una estrategia positiva para la salud de cualquier relación.

Esto porque se puede evitar lastimar a la pareja si se es demasiado sincero. Por ejemplo, si su esposa ha engordado o su esposo tiene más canas es mejor no decirles, porque esto puede herir su autoestima y provocar un conflicto.

Marianne Dainton, profesora de la Universidad de La Salle en Filadelfia, escribió en The Wall Street Journal una columna en la que señalaba que las parejas más sinceras son, normalmente, las menos felices. Hay mentiras en las que, nos guste o no, tenemos que incurrir de vez en cuando: todas aquellas que se realizan con la intención de proteger a la persona a la que queremos o a nosotros mismos de una situación desfavorable para ambos, que aparecería si dijésemos la verdad.

Pero se debe tener claro que la línea que separa las mentiras blancas de las malintencionadas es muy delgada. Si tenemos en cuenta que la sinceridad es un pilar básico de las relaciones de pareja, si se pierde surgen las medias verdades, los secretos y, tarde o temprano, aparecen las sospechas.

Existen circunstancias en las que jamás debería producirse una mentira: engañar a nuestra pareja u omitir la verdad, para ocultar algo que hemos hecho y no queremos que sepa. Este tipo de mentiras son egoístas y son las que, a la larga, acaban minando la relación.

Los temas económicos y los de salud nunca deberían ser sometidos a mentiras, porque tienen un impacto directo en la estabilidad de la relación.

Cuando hay mentiras en una pareja se deben estudiar sus causas y entender que antes de decirlas se deben analizar las posibles consecuencias que tendrán.
Cuando nos mienten se pierde la confianza en el otro y recuperarla puede necesitar de trabajo, empeño y paciencia.

Según la psicóloga Daniela Vicuña, darse una nueva oportunidad “implica permitirse volver a creer en la otra persona, dejar ir el dolor, el resentimiento y la ira que tanto nos pesan y nos dañan, y tomar lo vivido como un aprendizaje y un medio para fortalecer la ­relación”.

Es imposible pensar en que jamás habrá una mentira de por medio, pero dependiendo de la magnitud de esta, las consecuencias podrán ser irreparables. Antes de mentir, detengámonos un momento a analizar si el engaño vale la pena o no. Es mil veces mejor decir la verdad.

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