Pueden ser acciones aparentemente inocentes. Van desde guardar el número de una persona en la que estás interesado con un nombre encubierto hasta enviar reacciones a historias continuamente a alguien a quien sigues en redes y te parece atractivo o atractiva.

Todos esos comportamientos mínimos en la superficie y sutiles, mediante los cuales una persona que ya está en una relación intenta conectarse emocionalmente con alguien que no es su pareja, se conocen como microinfidelidades. El término (‘microcheating’, en inglés) fue creado por la psicóloga australiana Melanie Schilling.

La especialista explicó en una entrevista con The Daily Mail, que la palabra surgió por la necesidad que tenía para dar nombre a ese conjunto de pequeños comportamientos de las parejas “en los que una persona que está comprometida lesiona la relación traicionando al otro, valiéndose del coqueteo encubierto”.

Porque aunque parezcan acciones inofensivas, no lo son. Hay personas que piensan que no debería haber una diferenciación: que alguien es infiel o no lo es. Para el psicólogo Sebastián Robalino, especializado en terapia de parejas, las microinfidelidades son como un paso previo hacia la infidelidad. La principal diferencia, desde su perspectiva, es que en la segunda llega a existir un vínculo mayor de compromiso sentimental o de tipo sexual.

La línea entre lo uno y lo otro es muy delgada. La expareja de Diana empezó a tener conductas que podrían ser consideradas como microinfidelidades, por ejemplo, tener conversaciones subidas de tono con alguien más o ocultar la relación que tenía con ella. Él le decía que eran situaciones normales hasta que finalmente fue más allá y la engañó.

El psicólogo Robalino detalla que las microinfidelidades suelen presentarse, sobre todo, en el ámbito virtual. Asimismo, señala que la principal causa es la monotonía en la pareja, en lo referente a lo sentimental y en la intimidad. Cuando uno de los miembros de una pareja tiene estos deslices está buscando en esa otra persona lo que no encuentra en su relación.

Aunque quienes son responsables de acciones de microinfelidad pueden sentirse bien, se produce una desvalorización de la pareja y se ve muy afectada la confianza entre ambos, precisa Robalino. 

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