La niñez influye en las relaciones futuras

Hombres y mujeres pueden experimentar un miedo constante al
abandono de la pareja. Trabajar en el‘niño interior’ es la clave para estos casos.
La ansiedad o depresión  pueden ser síntomas que responden a la inseguridad y miedo al abandono. Foto: Freepik

La ansiedad o depresión pueden ser síntomas que responden a la inseguridad y miedo al abandono. Foto: Freepik

4 de abril de 2022 08:00

Cuando la relación de David Moreta (27 años) estaba llegando a su fin experimentó una serie de sentimientos que nunca había enfrentado. Por las noches los síntomas de la ansiedad no lo dejaban dormir y la angustia lo llevaba a aferrarse a su expareja y a resistirse a la separación.

Tiempo después de que terminara su relación decidió ir a terapia para saber por qué reaccionaba de tal manera y descubrió que su miedo al abandono proviene de la ausencia de uno de sus padres desde que nació. Supo entonces que hay una herida que sanar, esto es reconocido por algunos psicólogos como la ‘herida del padre’.

Una mirada al pasado

El miedo al abandono que se siente en una relación puede tener un vínculo estrecho con las historias de vida de las personas, específicamente, de los aprendizajes de sus primeros años de vida.

Como en el caso de Daniel, la ausencia física o emocional de un padre puede generar heridas que se manifiesten a la hora de establecer relaciones interpersonales.

La psicóloga clínica del Centro de Psicología Aplicada de la PUCE, Valeria Grijalva, dice que más allá de referirse a la ausencia física de un padre, para entender este tema se debe pensar en la función paterna. Esto tiene que ver con la labor que cumplen los padres durante la crianza y donde brindan las herramientas indispensables para enfrentar el mundo en la adultez.

Asimilándolo desde el concepto de la función comprendes que aunque haya faltado físicamente un padre, alguien más pudo cubrir esa labor e inculcar los valores e instrumentos que eviten inseguridades o miedos a largo plazo. Esta persona pudo haber sido la misma madre o una tercera persona, explica la experta.

“Al inicio, la madre y el niño son uno solo”, afirma Grijalva, y la función paterna viene a ser ‘un lugar de corte’ en la que este individuo interviene convirtiéndose en corresponsable de la crianza y de los aprendizajes base para el desarrollo futuro del menor.

Cada caso es particular

Grijalva aclara que las formas en las que las personas asimilan alguna carencia emocional de su niñez son particulares en cada individuo.

Por tal motivo, hay quienes, aunque hayan sufrido la ausencia física o emocional de alguno de sus padres, no presentan dificultades a la hora de relacionarse con otras personas en la adultez. Pero hay otros casos en los que no ocurre así y la ausencia de la función paternal puede ser asimilada como un abandono, rechazo o falta de reconocimiento.

Lo mismo puede ocurrir en casos en los que las personas convivieron con padres que aunque estuvieron físicamente presentes, permanecieron emocionalmente distantes o que tuvieron actitudes negativas, abusivas o demasiado críticas, dice la experta.

Añade que es importante pensar en la función del padre como un elemento importante para el ingreso al mundo, pero también es fundamental indagar en cómo se explicó la ausencia de esta persona.

Esto se debe a que pudo existir una ausencia física pero, a través del discurso manejado por uno de los cuidadores, hacer presente a la persona faltante. Por ejemplo, esto se ve en casos en los que un padre ha fallecido y la madre rememora características positivas e historias que lo hacen parte del presente del menor. Ahí hay menos probabilidades de interpretar la situación de forma negativa, dice la experta.

Trabajar en tu ‘niño interior’ es la clave

Las palabras que recibió un niño en su desarrollo determinan cómo se relacionará en el futuro. Entre las preguntas clave en este punto para saber si hay heridas que sanar está el recordar ¿Qué palabras fueron recurrentes en la crianza? o ¿Cómo se fue alimentando emocionalmente al niño del pasado?

La psicóloga clínica Gabriela Jaramillo dice que es bastante común que varias dificultades de la adultez nos lleven a retomar temas de la familia de origen y que la figura del padre sea la que se muestre, algunas veces, como la más distante. Jaramillo explica que la función del padre, usualmente, está relacionada a la de aquel que pone límites y reglas.

Entonces las ausencias no solo tienen que ver con que no hubo alguien que dé afecto, sino que faltó también una figura que inculque términos y normas en las personas y esto es lo que aflora, a largo plazo, en las conexiones interpersonales.

Por último, la especialista señala que algunos de estos temas se descubren en terapia cuando una persona ha experimentado cuadros de ansiedad o depresión tras un pensamiento o sensación de potencial abandono físico de un ser amado. Aunque las dificultades pueden ser más notorias en las parejas, los problemas se dan en los vínculos sociales en general. 

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