El nacimiento de un bebé es una etapa de muchas alegrías, aprendizaje y cambios que pueden producir estrés en las relaciones de pareja. Por ello no es extraño conocer de uniones que experimentan crisis durante este período de ajuste.

Cuando llega el primogénito se convierte en el foco de atención de sus padres. “Esto puede descuidar la unión de la pareja y las personas se empiezan a sentir olvidadas o poco importantes”, dice la psicóloga clínica Karen Carpio. La intimidad de pareja también se modifica, especialmente cuando el bebé duerme en la misma habitación que sus padres.

También puede ocurrir que mientras se fortalece el vínculo entre la madre y el bebé, el padre pasa a un segundo plano. Entonces puede sentirse excluido y no ­encontrar su lugar en esta nueva dinámica de convivencia.

Todas estas alteraciones pueden devenir en problemas de pareja y hasta en una verdadera crisis matrimonial. Por ello, la especialista recomienda trabajar en fortalecer el vínculo desde antes de la llegada del primer hijo.

“Se debe hablar sobre cómo se va a manejar el hogar de ahora en adelante, dónde va a dormir el niño o niña, qué tiempo van a destinar a la pareja”, cuenta Carpio. “Evidentemente el tiempo del que se disponga ahora no será el mismo de antes, pero es importante hacer saber a la otra persona que nos importa y que siguen siendo una parte importante de nuestra vida”, agrega la psicóloga y psicoterapeuta familiar.

Muchas veces las personas tienen temor de pedir ayuda a sus familiares para cuidar a los bebés mientras se dedica tiempo a la pareja. Sobre esto, dice la especialista, hay que tener claro que “no es algo egoísta, estamos trabajando por el bienestar de la familia”, aclara.

También es importante que el padre asuma un rol dentro de la convivencia. Si él participa, también se sentirá parte de esta nueva familia. Puede cambiar el pañal del bebé, sacarle los gases, bañarlo y mecerlo para dormir.

Si la crisis de pareja llegó, es necesario que se tomen cartas en el asunto lo más pronto posible. El primer paso es reconocer que hay un problema en la relación de pareja y tratar de buscar soluciones juntos.”No se trata de lanzar toda la responsabilidad al otro, debemos entender que es un cambio radical en la vida de una pareja cuando se convierten en padres”.