La presión social también afecta a los hombres

El apuro por casarse y formar una familia puede llevar al fracaso de una relación. Es importante la comunicación.
Los hombres pueden sentirse presionados para tomar decisiones con respecto a su vida personal. Foto: Pixabay

Los hombres pueden sentirse presionados para tomar decisiones con respecto a su vida personal. Foto: Pixabay

17 de octubre de 2019 14:29

Redacción Familia (I)

Los estereotipos y las ideas de cómo debe comportarse y actuar una persona no afectan únicamente a las mujeres. Los hombres también se ven presionados a seguir ciertos patrones.

Casarse y tener hijos es una de las presiones que enfrentan hombres y mujeres. “Cuando ya se acercan a los 30, muchos ya empiezan a escuchar de sus familias que ya deberían sentar cabeza, casarse y tener hijos”, dice la psicóloga Cristina Ortega. “Cuando se obliga a una persona a tomar una decisión para la cual no está lista, hay consecuencias”, apunta.

Formar una familia es una decisión que se debe adoptar con responsabilidad. Compartir la vida con otra persona y asumir el cuidado de niños no debe basarse en lo que otras personas piensan, sino en lo que cada individuo siente.

La madurez es un factor importante. “La razón por la que muchos matrimonios fracasan es porque las parejas no están listas para dar ese paso”, indica la especialista.

Ella recuerda que una unión no es algo que se debe usar para complacer a nadie o para cumplir con una norma.

Antes de una decisión de este tipo, es importante detenerse a pensar qué es lo que cada uno quiere realmente. Para ello recomienda reflexionar sobre el modelo de vida que cada uno quiere llevar. “Si una persona se ve en el futuro casada y con hijos, entonces tal vez vale la pena; si sus metas son otras y prefiere dedicar su vida a su trabajo, a viajar o a sí mismo, también es válido”, apunta. Lo segundo, en caso de que la persona sí quiera casarse, es preguntarse si la pareja actual es la indicada.

Una tercera recomendación es evitar la triangulación, que consiste en que otras personas cercanas a la pareja empiezan a dar comentarios y recomendaciones no solicitadas sobre el futuro de la relación. Al permitir que esto ocurra o al dar oídos a estas palabras, se puede empezar a dudar de uno mismo y, en ciertos casos, acelerar el rumbo de la unión.

“Si esto ocurre no hay que tener miedo de hablar y defender la postura personal. Si no estamos listos o si no es el camino que queremos, hay que hacerlo saber, porque es perfectamente válido”, indica.

Por otro lado, es importante que dentro de la pareja exista una comunicación efectiva y suficiente confianza para hablar de los planes y metas de cada persona. “Si uno se siente forzado a casarse, solo porque la otra persona quiere, puede sentir que su opinión no es válida”, concluye Ortega.

Te puede interesar