¿Cómo afecta la edad de los padres en la conducta de los hijos?

Los niños con padres mayores se caracterizan por una mejor actitud hacia las demás personas
La edad de los padres tiene varias consideraciones, no solo físicas sino también sociales, que impactan en los hijos más grandes. Foto: Pixabay

La edad de los padres tiene varias consideraciones, no solo físicas sino también sociales, que impactan en los hijos más grandes. Foto: Pixabay

3 de septiembre de 2019 11:44
Nancy Verdezoto

Todos sabemos que los padres nos convertimos en el modelo que siguen los niños. Lo que hacemos o dejamos de hacer tendrá un impacto a lo largo de la vida de los hijos.

Una reciente investigación demostró que incluso la edad de papá y mamá en el momento del nacimiento del niño también incide en el comportamiento que tendrá cuando crezca.

La decisión de traer un hijo al mundo está atravesada por una serie de consideraciones, que van desde las ganas de hacerlo hasta el estado de salud de los padres para hacerlo. A escala mundial ha aumentado la edad del primer embarazo, porque hay muchos factores que inciden: desarrollo profesional, estabilidad económica, seguridad de hacerlo...

El estudio, realizado por investigadores de la Universidad Libre de Ámsterdam, la Universidad de Utrecht, el Centro Médico de la Universidad de Erasmus en Rotterdam y el Centro Médico Universitario de Groningen (Países Bajos), estableció que los hijos de padres mayores tenían más probabilidades de portarse mejor que aquellos de padres mucho más jóvenes.

Los investigadores analizaron la conducta de 32 000 niños entre 10 y 12 y evaluaron las actitudes internas y externas, como probabilidades de padecer depresión, ansiedad o una tendencia a agredir a otras personas. “Aquellos que tienen una madre o un padre mayor tienen menos tendencia a romper las normas y a agredir físicamente a otros”, explicaron los especialistas.

Esto se debe a que los padres, a esta edad, son financieramente más estables, suelen tener un nivel educativo más alto y “son más pacientes, más organizados y ofrecen un entorno más seguro y saludable a sus hijos”.

Es decir que retrasar la maternidad o la paternidad les permite a los progenitores alcanzar un mejor estatus social, para garantizar a sus hijos educación, salud, vivienda y estabilidad emocional.

De hecho, una investigación publicada en Population and Development Review señaló los beneficios de la maternidad tardía y concluyó que “los hijos de madres mayores son más saludables, más altos y obtienen más educación que los hijos de madres más jóvenes. La razón es que en los países industria­lizados el nivel educativo y la calidad de la educación aumenta de año a año.

Sin embargo, la edad también tiene un impacto en la calidad de los genes que se pasan a los hijos. Los niños de padres muy mayores pueden sufrir problemas neurológicos, genéticos y de salud.

Según la Clínica Mayo, las mujeres mayores de 35 años tienen más dificultad en quedarse embarazadas y “se tiene una mayor probabilidad de padecer diabetes gestacional e hipertensión”. Además, las madres suelen sufrir con más frecuencia un parto prematuro, un aborto espontáneo.

Quizás el mayor problema al que se enfrentan las madres mayores es la posibilidad de que el niño tenga algún tipo de anomalía cromosómica. El riesgo de que se produzca una trisomía en el embarazo es de entre un 2 y 3 % en las mujeres de 20 años, cifra que se eleva hasta el 30% a partir de los 40.

La trisomía es una anomalía cromosómica común (aparece un cromosoma extra en una de las parejas de cromosomas) y es causante, entre otras patologías, de los síndromes de Down, de Patau y de Edwards, que afectan a millones de personas.

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