La alegría de traer un hijo al mundo
La alegría de traer un hijo al mundo

Nancy Arce es la única paciente en una habitación luminosa con varias camas en el área quirúrgica del Hospital Gineco Obstétrico Isidro Ayora, en Quito. El cansancio se nota en sus ojos que luchan por mantenerse abiertos. Pero está feliz y los nervios que sentía se han ido apaciguando.
Es miércoles 20 de abril del 2022 y acaba de salir del quirófano en donde hace menos de una hora nació su bebé. Nancy tiene 38 años y la última vez que estuvo embarazada fue hace 15.
Tenía 37 semanas (y tres días) de embarazo y en pocos minutos podrá conocer a su bebé. Su dulce espera se hizo más larga esta vez porque pasó ingresada en el hospital el último mes.
Este es su cuarto embarazo, “una gran sorpresa” en palabras de Nancy porque su hijo menor tiene 15 años. Y los dos mayores 20 y 22 años.
Este embarazo es, además, muy especial porque sus tres hijos son varones y la bebé en camino será mujer.
“Lo más hermoso del mundo es tener un bebé... y, sobre todo, después de tantos años”, confiesa. A diferencia de sus partos anteriores, que fueron naturales, en esta ocasión por el problema con el líquido amniótico será cesárea.
En el vientre, la pequeña se ha movido muchísimo, confiesa la madre. Dice que sus otros hijos eran muy tranquilos y que “ella se mueve por los tres, como si ya quisiera salir”.
A las 08:45, Nancy está recostada sobre la mesa de operación metálica, rodeada de campos quirúrgicos azules. Ya le administraron la anestesia epidural y está ansiosa. Siente nervios porque es una situación desconocida para ella. Hace años que no sentía lo que es traer un hijo al mundo.
La mujer permanece en silencio. Apenas asoman sus ojos por encima de la mascarilla y por debajo del gorro. Mientras tanto el ginecólogo Luis Nacevilla ‘corta’ con un electrobisturí una por una las ocho capas de la piel y los tejidos hasta llegar al útero.
Dos anestesistas de pie a la cabeza de Nancy le dan ánimos y calman sus nervios.
“Es una mujer, felicitaciones. A las 08:56 horas”, le dicen a Nancy.
“Es una bebé grande y ha tenido dos vueltas de cordón alrededor del cuello”, le cuenta el ginecólogo. De fondo, el llanto de la recién nacida.
Tras la revisión en neonatología, la pediatra coloca a la bebé sobre el pecho de la madre. Es la primera vez que sus ojos se cruzan. “Hola Mayerli”, dice la madre y suspira aliviada.
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