Consejos para comunicarse  mejor con adolescentes

Preguntar en exceso y desestimar o minimizar sus emociones crean bloqueos que evitan que los chicos quieran hablar con sus padres
La comunicación es fundamental para sobrellevar cualquier mal entendido y llegar a un acuerdo.

La comunicación es fundamental para sobrellevar cualquier mal entendido y llegar a un acuerdo.

26 de agosto de 2020 12:49
Gabriela Castellanos

La llegada de la adolescencia se acompaña de miedos, temores, nuevas experiencias y emociones tanto para los padres como para los hijos. En esta etapa los chicos empiezan a tomar decisiones que pueden tener un impacto grande en sus vidas. Sin embargo, a esta edad todavía no han podido aprender a regular sus emociones por completo, por lo que los chicos tienden a tomar riesgos y decisiones impulsivas.

Por ello la comunicación entre padres e hijos durante esta etapa es fundamental. Según el Instituto Child Mind, lograrlo es algo complicado porque generalmente los adolescentes no reaccionan bien a lo que perciben como ‘interferencia de los padres’. “Aunque son un libro abierto para sus amigos, con quienes hablan constantemente a través de mensajes y redes sociales, pueden permanecer en silencio al ser consultados por su madre sobre cómo estuvo su día”, explican los especialistas. Así, una duda normal y razonable puede ser entendida como una intromisión. Lo primero que se debe entender es que esto es algo común y que muchas familias atraviesan con dificultad. “Es una fase que pasará y nuestro trabajo como padres es muy importante, aunque debamos adaptarnos un poco”, agregan.

La primera recomendación es perfeccionar el arte de escuchar. Es natural que los padres sientan curiosidad por lo que pasa en la vida de los adolescentes. Pero preguntarles constantemente no es la forma de tener respuestas. Al contrario, sentarse y escuchar es mucho más efectivo. “Es más probable que los chicos sean abiertos con sus padres si no sienten la presión de compartir información”, indican los especialistas. Cuando uno de los hijos hace un comentario es su forma de empezar una comunicación, pero hay que permitirles que lo hagan a su ritmo, sin cuestionar.

Otra recomendación es no desestimar los sentimientos de los chicos. A menudo los padres tratan de resolver los problemas de los hijos o minimizar sus emociones. En lugar de decir frases como ‘cuando seas adulto vas a ver lo que son los problemas de verdad’ o ‘esta persona no era buena para ti de todas formas’ se puede reconocer que los chicos atraviesan momentos difíciles y se puede ser empático con ellos.

La tercera sugerencia es confiar. No es algo sencillo porque durante esta edad los chicos pueden tomar decisiones erróneas. Pero la mejor forma de enseñarles responsabilidad es a través de la confianza. Si ellos sienten que son tomados en cuenta, que sus padres confían en ellos es muy probable que actúen de mejor forma.

Por otro lado, hay que ser firmes con las reglas. Pero esto no quiere decir que hay que convertirse en dictadores. Los chicos pueden tener dudas y pedir explicaciones de por qué hay ciertas reglas y es importante que los padres tengan las respuestas. No se puede prohibir por prohibir.

Hay que trabajar la autoestima de los chicos. Esto les da más seguridad y así también evitarán tomar malas decisiones. Estas son señales de que los adolescentes perciben los mensajes de forma distinta y que los padres deben adaptar su forma de comunicarse.
Esta organización, que también trabaja en investigación, además recomienda a los padres aprender a controlar sus propias emociones y actuar como adultos. No es correcto ponerse a pelear en el mismo nivel de los chicos. Pero también hay prácticas que pueden mejorar la convivencia en el hogar. Las comidas familiares y las actividades que reúnen a todos los miembros de la casa tienen la función de crear vínculos, encontrar intereses comunes y compartir tiempo de calidad.

Finalmente, los padres deben recordar que durante la adolescencia los chicos atraviesan cambios y muchas emociones que pueden ser difíciles de entender. Hay que prestar atención a cambios de humor, en el comportamiento, de energía y de apetito. También se debe notar si el adolescente se aísla o si deja de hacer cosas que disfrutaba. En algunos casos se debe recurrir a un psicólogo especialista en adolescentes.

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