Con sus consejos y guías, las madres son un pilar cuando llega un bebé

Gabriela, Victoria y Lizbeth relatan cómo sus madres se convirtieron en un soporte durante el proceso de gestación
Gabriela junto a su madre, Mariana Brito, y su primera hija, Raquel Mármol. Foto Patricio Terán FAMILIA

Gabriela junto a su madre, Mariana Brito, y su primera hija, Raquel Mármol. Foto Patricio Terán FAMILIA

8 de mayo de 2023 13:24
Sara Oñate

No importa la edad que tengas, convertirse en madre siempre genera ciertos temores y dudas. Para enfrentarlos, tres mujeres cuentan sus testimonios de cómo sus progenitoras fueron un pilar fundamental durante el proceso de embarazo y también en el posparto.

Desde recomendaciones prácticas que les ayudaron en el periodo de gestación como abrigarse y alimentarse bien, hasta consejos para darles fortaleza emocional. Entendieron que si bien la maternidad no es una tarea fácil y está llena de altos y bajos, lo que debe primar es el amor.

‘Lo que más valoro son las enseñanzas de mi madre’

Gabriela junto a su madre, Mariana Brito, y su primera hija, Raquel Mármol. Foto: Patricio Terán/ FAMILIA

Gabriela junto a su madre, Mariana Brito, y su primera hija, Raquel Mármol. Foto: Patricio Terán/ FAMILIA

Cuando Gabriela Córdoba, de 39 años, recuerda su primer embarazo, el tiempo se detiene. Parece que ocurrió ayer y no hace 23 años. Lo rememora con tanto cariño porque asegura que ese proceso marcó un antes y después en la relación con su madre, Mariana Brito.

Lo primero que se le viene a la mente es la fuerza que tuvo para hacer ‘de tripas corazón’ cuando recibió la noticia de que su hija iba a convertirse en madre a los 15 años. “Lo superó pronto, no sufrió, ni me recriminó”, dice Gabriela.

De allí en adelante, el camino estuvo marcado por el acompañamiento, los consejos, el apoyo incondicional y el cuidado. La entrenadora personal recuerda una anécdota que en su tiempo la hizo llorar, pero ahora se ríe y solo se pregunta “¿por qué no hice caso a mi mamá?”.

Una de las tantas recomendaciones que le había dado cuando Raquel recién nació es que no deje secar la ropa hasta la noche porque le da el sereno y puede afectar la barriga de la bebé. Gabriela no lo creía e hizo lo contrario. Al día siguiente la niña estaba mal del estómago. “Tenía razón”, dice.

Después del parto, se quedó un mes con Mariana. En ese tiempo le cuidó la dieta. El caldo de gallina, el agua de purga, las coladas y la avena para que tenga leche no faltaron.

Las enseñanzas de su madre es lo que más valora Gabriela Brito. En esos 30 días, Mariana le instruyó con paciencia y amor cómo debía bañar a la bebé, cómo tenía que cambiarle el pañal, cómo sacarle los gases.

De ella también aprendió que frente a las adversidades propias de la vida hay que saber sostenerse y sostener.

‘Me volví a sentir niña por los cuidados de mi mamá’

Victoria carga a su bebé de cinco meses. Junto a ella su madre, Ligia Olivo. Foto: Carlos Noriega

Victoria carga a su bebé de cinco meses. Junto a ella su madre, Ligia Olivo. Foto: Carlos Noriega

A sus 35 años, Victoria Ballagan se volvió a sentir como una niña por los cuidados y atenciones que recibió de su madre en el embarazo.

Aunque al inicio sintió un poco de temor por cómo iba a reaccionar su madre, Ligia Olivo, por la noticia, a Victoria le sorprendió porque ella ya lo había intuido. “Cuando le dije que estaba embarazada, mi mamá me dijo que ya sabía porque había soñado con un bebé”, recuerda Ballagan.

Apenas comenzó el periodo de gestación, Victoria sintió que todo era un caos y estaba incómoda. En esos momentos su madre la tranquilizaba y le decía que se trataba de un período de cambios hormonales.

Durante todo el embarazo, Victoria no dejó de trabajar y lo que más anhelaba era regresar a casa, al lado de su madre. Ella le daba todas las atenciones, desde la comida hasta reconfortarla con un masaje en los pies. “Aunque ya estoy grande, me sentí nuevamente como una niña, protegida y consentida”, comenta.

Cuando nació el bebé, Ligia no dejaba que su hija se levantara. Le decía que debía descansar y la ayudaba en todo momento. Tampoco faltaron las aguas para que la leche no se secara.

La hoja de Paraguay es la que más recuerda Victoria, que es conocida por estimular las glándulas mamarias para la producción de leche.

Después del período de lactancia, Victoria volvió al trabajo. Lo que más la golpeó fue separarse de su bebé, hasta pensó que él la iba a olvidar. Como en toda su vida, Ligia estuvo ahí para envolverla en sus brazos y recordarle que ella siempre cuidará de su nieto.

‘Lo que importa es que mi hijo y yo estamos juntos’

Lizbeth posa junto a su madre, Lidia Pilapanta, y su bebé de siete meses, Eithan. Foto: Carlos Noriega/ FAMILIA

Lizbeth posa junto a su madre, Lidia Pilapanta, y su bebé de siete meses, Eithan. Foto: Carlos Noriega/ FAMILIA

Uno de los consejos que más le repitió su madre a Lizbeth Maisincho cuando estaba embarazada fue que caminara mucho. Así lo hizo. Por las tardes, cuando llegaba del Instituto en el que estudia Rehabilitación Física, a diario caminaba 30 minutos desde la parada de bus hasta su casa.

Eso le ayudó a respirar, a meditar, a pensar en el nuevo reto que se aproximaba. Habían pasado más de cuatro meses y la joven de 20 años recién se enteraba que estaba embarazada. No se le notaba la barriga.

Cuando ella y su familia se enteraron de que esperaba un bebé, de repente el vientre le creció un poco.

Aunque no imaginaba que su hija sería madre tan joven, su progenitora, Lidia Pilapanta, siempre estuvo ahí para apoyarla y cuidarla en el proceso de gestación y también para ser su soporte y guía en el camino de la maternidad.

Lizbeth recuerda que Lidia siempre le decía que no importa que esté sola enfrentando ese reto, que por algo ella está estudiando y preparándose. Lo más importante, le mencionaba, es que los dos estén juntos y, a pesar de las circunstancias, prevalezcan el amor y el cuidado.

El embarazo de la joven transcurrió con normalidad. En casa todos esperaban a una niña tras realizarse un eco. La sorpresa llegó cuando dio a luz. El resultado estaba errado y Lizbeth dio la bienvenida a un niño.

Como madre primeriza tenía muchos miedos, uno de ellos era bañar al bebé. Su madre le dio algunos consejos para que poco a poco sienta confianza para hacerlo y al finalmente lo consiguió.

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