Se dice que la enseñanza es uno de los trabajos más nobles que existe y no es en vano. Se trata de formar seres humanos íntegros y con habilidades para tener éxito en el mundo contemporáneo.

La educación ha sufrido varios cambios a lo largo de la historia. La enseñanza se ha tenido que adaptar a los cambios que llegan con la sociedad, los conflictos de hoy en día, las nuevas herramientas y los nuevos desafíos. Pero no se ha perdido de vista el objetivo fundamental.

César Bona es catalogado como el mejor maestro de España. Este educador, informal, relajado y divertido, cambia por completo la imagen de los profesores tradicionales: más serios, rígidos, distantes e inal­canzables.

La propuesta de Bona es cambiar los métodos de enseñanza y dar el protagonismo a los estudiantes. Por ello desarrolló la filosofía de escuchar para educar. Esta idea no es nueva. En Grecia el filósofo Sócrates decía a sus estudiantes “hablen para que yo los conozca”.

Bona llegó al país como invitado de Alianza Kids. Foto: Diego Pallero.

Bona recupera esta técnica y propone a los docentes “conocer el contexto, inquietudes, dudas e intereses de los niños para invitarlos a aprender”, destaca en una entrevista con Revista FAMILIA.

El maestro visitó el país para dar una charla a profesores ecuatorianos en el Shakespeare School con el programa Alianza Kids. Él reconoce que es importante valorar la curiosidad como una de las mejores aliadas en el aprendizaje y que es a través de ella se logrará que los niños puedan disfrutar de la escuela.

Por otro lado, también habla de la necesidad de que los profesores tengan una verdadera vocación para ejercer la profesión. “Deben ser personas con compromiso social, compromiso con la naturaleza, creativos, curiosos”, destaca Bona, quien fue nominado como uno de los 50 mejores maestros del mundo según Global Teacher Prize. “Todo lo que vamos a exigir a los niños primero debemos tenerlo nosotros”, agrega.

Así, también propone estar abiertos a las ideas que tienen los jóvenes, ser capaces de ofrecerles una educación diferenciada, que pueda potenciar los talentos de cada uno y trabajar en equipo entre los padres y los docentes. “Al final del día todos somos parte de un mismo equipo, que queremos lo mejor para los chicos”.