Las vacaciones en la Sierra-Amazonía están por finalizar y tanto los padres como sus hijos, en edad escolar, se alistan para el retorno completamente presencial a las aulas.

A un lado quedarán la organización y la adaptación a las rutinas escolares que tuvieron por la pandemia de covid-19 que trasladó las aulas al hogar; aunque hay recursos que sirven bien para la presencialidad.

Las familias buscaron métodos y opciones para acomodar horarios y herramientas tecnológicas de casa para continuar con la jornada escolar virtual y ahora los pondrán en práctica en el retorno a clases.

Carolina Caicedo, mamá de Raquel, de 11 años, dice que la pandemia llegó cuando su hija cursaba el cuarto año de educación básica, y que el manejo y adaptación a la tecnología fueron un gran desafío inicial para la menor y para ella.

En casa, las clases de la pequeña iniciaban muy temprano y junto a la compañía de sus padres se disponía a escuchar los temas que comentaban los docentes. Caicedo cuenta que, después de unos minutos, su hija ya se incomodaba y para distraerse abría más pestañas en el navegador, acariciaba a su gato o usaba algún objeto cercano para jugar.

La  familia, Pavón Caicedo, prioriza el uso y establecimiento de rutinas en el hogar. Los tiempos de juego, descanso y realización de tareas están destinados a mejorar la organización de su hija. Foto: Cortesía

En las tardes, Raquel realizaba sus tareas; sin embargo, por la poca familiaridad con el uso de la computadora se le complicó la ejecución de las mismas. Sus padres crearon un espacio entre los horarios laborales y familiares para enseñar a su niña comandos básicos, programas y el uso de Internet.

Después de un tiempo, Raquel ya realizaba sus tareas por sí sola y prestaba más atención a las clases. Sus padres señalan que, en este próximo retorno, ellos volverán a crear las rutinas de estudio, descanso, alimentación y diversión para facilitar la adaptación a las madrugadas y a nuevamente usar uniforme, por ejemplo.

Más de un estudiante en la familia

Cornelio Tatés es padre de cuatro niños de 14, 13, 12 y 6 años. Durante la virtualidad tuvo que adaptar dos espacios dentro de su hogar para que los pequeños reciban sus clases. Uno se destinó para los tres más grandes y otro individual para el más pequeño.

También adquirió una computadora y un celular equipados con diferentes programas para la conexión a las clases virtuales y un nuevo plan con más gigas de Internet. Con el retorno a las aulas esas herramientas sí continuarán siendo útiles para ellos.

El horario escolar de los niños era vespertino. Los niños no tenían todas las horas de clase al día y esto favoreció para que cada uno acceda a las herramientas tecnológicas sin dificultad. En el hogar, las tardes y noches eran para tareas, elaboración de proyectos y más actividades que fueron colocadas dentro de un cronograma realizado por el padre.

“Esta forma de organización me facilitó la división del tiempo para mis hijos”, indicó. En la distribución de deberes solo se reflejaban las labores escolares de los hijos mayores de acuerdo al horario. En el caso del menor, los trabajos a entregar se llevaban en un registro hecho en un cuaderno.

Para la presencialidad, el cronograma de actividades aún se mantendrá activo entre Cornelio y sus hijos. Además, priorizará el uso de la tecnología en la elaboración de tareas, material de estudio y refuerzo académico con videos y plataformas interactivas. El espacio que adaptó en el hogar se mantendrá intacto para realizar las actividades escolares.

Cornelio Tatés adaptó en su hogar un espacio con figuras colores y útiles escolares para José, de 6 años, mientras que el otro lugar fue destinado para los mayores como Nicolás de 14 años. Foto: Cortesía

Mireya Andrade, mamá de Julián y Sofía Carrera, también organizó en su casa espacios para el estudio. Julián, su hijo mayor, recibía clases en la sala, mientras que la menor en su habitación. Los tres rotaban en el uso de las herramientas tecnológicas. Contaban con una computadora y celulares para trabajar y estudiar.

Según las materias y las actividades que iban a realizar en el día se turnaban en la ‘laptop’. La tabla de refuerzos positivos fue un método de organización e incentivos que propuso la madre de familia durante las clases virtuales. Esta idea consiste en colocar una carita feliz cada que los niños cumplen con una actividad; por ejemplo,participación en clases, leer, acabar las tareas, entre otras. El premio se les entregaba al final de la semana, según la cantidad
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El refuerzo académico en casa también se priorizó en esta familia. La madre, con el uso de la tecnología (videos, canciones, ilustraciones), explicaba a sus hijos algunos temas que les causaban dificultad. Desde el paulatino regreso presencial a las aulas en febrero del 2022, mejoró el uso de la tabla de refuerzos con sus responsabilidades al igual que los horarios establecidos para manejar la computadora y celular para estudiar y divertirse. 

Mireya Andrade y sus hijos, Julián y Sofía Carrera, mantienen los horarios y la tabla de recompensas y responsabilidades como método de organización de las actividades escolares en casa. Foto: Cortesía