La importancia de educar a los hijos como un equipo

Los padres deben actuar en conjunto en la crianza de los niños, incluso si están separados porque esto dará estabilidad a los pequeños
Los padres deben ponerse de acuerdo sobre la forma en la que educarán a sus hijos. Foto: Pixabay

Los padres deben ponerse de acuerdo sobre la forma en la que educarán a sus hijos. Foto: Pixabay

25 de noviembre de 2019 10:23
Nancy Verdezoto

Ser padres es un proceso complejo que requiere de amor, trabajo, dedicación y paciencia. Pero, sobre todo, exige que sea una tarea de dos, es decir donde papá y mamá estén de acuerdo en la forma de educar a los niños.

Esto puede resultar complicado, sobre todo porque se trata de dos personas que llegan con historias propias, con personalidades distintas y muy marcadas, que miran la vida desde determinadas perspectivas y uno de estos aspectos es la educación de sus hijos.

Los niños son seres que llegan a este mundo en ‘blanco’ y de los padres depende hacer de ellos personas bien formadas. Por ello, es fundamental que ambos estén de acuerdo y definan parámetros sobre los cuales se establezca la crianza.

Lamentablemente, esto no sucede siempre. Y conforme los hijos crecen, se evidencian los puntos de discordia entre los padres sobre los hijos, que luego causa distancia afectiva, desencuentros, soledades y mucha frustración.

No se trata de que uno de los dos se encargue exclusivamente de la educación de los hijos, sino que los dos trabajen en conjunto. Porque si el estricto llegara a faltar, los chicos se encontrarán perdidos y sin reglas claras, con resultados catastróficos para ellos.

Los padres deben entender que ellos son los adultos y que tienen que definir normas y estrategias para formar a sus hijos. Pero estas se deben acordar entre los dos y no se trata de “tener razón”, ni de ser el “que más sabe de esto”, tampoco de confirmar lo “equivocado que está el otro”, sino de que ambos son capaces de llegar a un acuerdo en cuanto a cómo criar a un hijo, explicó la psicóloga, Olga Carmona.

Por ello, es importante que antes de que nazca un niño, se haya llegado a consensos sobre las cuestiones básicas de la crianza. De lo contrario, no solo el pequeño puede sufrir las consecuencias, sino que el matrimonio puede verse perjudicado.

Los niños observan las discrepancias que existen entre los padres y encuentran un espacio para aprovechar. Si uno de los dos no les da permiso para una fiesta y el otro sí, seguramente irán donde el padre que les permita hacer lo que quieran, lo que provocará un conflicto entre los padres.

A la larga, los hijos tomarán bandos y decidirán que tienen un padre ‘favorito’, porque les cumplen sus caprichos. De este modo, uno de sus progenitores pierde su autoridad, respeto y afecto y dejarán de obedecer los pedidos de
sus padres.

Otro de los motivos por los que surgen desacuerdos es cuando el niño vive bajo un modelo de copaternidad, es decir, cuando los padres están divorciados. En estos modelos se pueden producir dos situaciones: que el padre que vive con ellos sea el estricto y el otro sea el permisivo, o al revés.

Esto puede tener muchas causas, pero varias veces es una forma de presionar al otro, para ‘culparlo’ de la separación y acusarlo de provocar el mal comportamiento de los hijos.

Por ello, a pesar de estar separados, los padres deben manejar los mismos conceptos de crianza frente a los hijos, que les permita actuar para formar a sus pequeños lo mejor ­po­sible.

Te puede interesar