La medida justa de atención en los niños

Estar presente implica dedicar toda la concentración a la actividad que
se realiza con los chicos, sin distracciones
Los niños necesitan atención indivisa de sus padres a lo largo del día. Puede dividirse en pequeños períodos en los que ambos progenitores comparten tiempo de calidad con los chicos. Foto: Pixabay

Los niños necesitan atención indivisa de sus padres a lo largo del día. Puede dividirse en pequeños períodos en los que ambos progenitores comparten tiempo de calidad con los chicos. Foto: Pixabay

15 de enero de 2020 17:09
Gabriela Castellanos

Pasar tiempo de calidad con los hijos es necesario para su desarrollo y para crear un vínculo familiar sólido, que los ayude a sostenerse durante el resto de su vida. Los padres deben balancear su trabajo, los quehaceres del hogar y, por supuesto, la atención que prestan a sus niños.

Aunque no existe una fórmula mágica, la investigadora Julie Morgenstern hizo un estudio según las diferentes etapas del desarrollo de los niños. Los resultados de su estudio se publicaron en el libro ‘Hora de criar: Cómo organizar su vida para sacar lo mejor de su hijo y de usted mismo’.

Uno de los hallazgos que encontró es que los niños prosperan con pequeños períodos (5-15 minutos) entregados de manera consistente a lo
largo del día, más que grandes porciones de tiempo entregados de manera irregular. “La atención indivisa significa que no está medio distraído mirando su teléfono o que su mente va directamente a la deriva, a su lista interminable de tareas pendientes. Significa estar cara a cara con su hijo, centrado en temas, preguntas y actividades que le interesan”, explica la autora en el libro.

Esto se debe a que los niños tienen períodos cortos de atención focalizada. Los estudios sobre este tema dan un promedio de un minuto por año de edad. Es decir, un niño de 1 año tiene un minuto de atención focalizada, los niños de 5 años tienen cinco minutos y así sucesivamente.

Esto no quiere decir que los niños necesitan cinco minutos de atención al día. La idea es pasar tiempo de calidad en cada punto de transición: al despertarse, cuando se van a la escuela, al regresar a casa, en la cena, antes de dormir. Así los padres no deben agregar más tiempo, simplemente deben “cambiar la naturaleza de los momentos que ya están ahí”, recomienda la especialista.

Una vez que se ha construido la conexión sólida con los niños a través de pequeños períodos de atención consistente, se puede agregar otro tipo de atención. Por ejemplo, si mamá está trabajando en su computador y el niño está jugando cerca se puede utilizar ese momento para reforzar el cariño y la atención. “La clave está en no hacer cosas que no se puedan interrumpir mientras esté cerca de sus hijos”, dice la publicación.

Por otro lado, hay momentos en los que los padres necesitarán dedicar su atención a alguna situación en particular. Lo primero es no sentirse culpables. Lo segundo es hablar con los hijos y explicarles que durante cierto período no estarán disponibles.

Otra parte de la ecuación es poder identificar cuándo los niños necesitan más atención. Si están irritables o con mucha energía es un buen momento para jugar. En ocasiones los berrinches son un indicador de que los niños no han podido satisfacer sus necesidades de atención.

Los especialistas recomiendan además establecer ciertas rutinas para que los niños sepan cómo va a ser su día. Es decir, después del colegio se almuerza, se hacen tareas y al finalizar se juega en familia.

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