Los niños aprenden a compartir a través del ejemplo

Ni siquiera los adultos están dispuestos siempre a prestar sus cosas. Para educar, es necesario actuar con coherencia.
Ni siquiera los adultos están dispuestos siempre a prestar sus cosas. Para educar, es necesario actuar con coherencia. Foto: Pixabay

Ni siquiera los adultos están dispuestos siempre a prestar sus cosas. Para educar, es necesario actuar con coherencia. Foto: Pixabay

28 de noviembre de 2022 08:10
Gabriela Balarezo

La frase “tienes que aprender a compartir” quizás es una de las más repetidas por los padres durante la infancia de los hijos. Pero ¿es realmente un acto que deba imponerse a los más pequeños de la casa?

“Presionarlos para compartir no es una buena idea. Lo que sí podemos hacer como padres o cuidadores es observar la etapa de desarrollo en la que está el niño”, menciona la educadora especializada en orientación familiar Claudia Bello.

La especialista explica, por ejemplo, que, cuando son pequeños (entre el 1 y los 2 años), pasan por un periodo de egocentrismo, en el que lo único que les importa en ese momento es lo que ellos piensan y necesitan. Así, imponerles que cedan sus juguetes, otros objetos o alimentos resulta ilógico.

Silvia Guijarro, mamá de dos y educadora experta en crianza positiva, cuenta que “los niños pequeños no entienden el sentido de prestar o compartir como algo temporal”. No tienen la capacidad de comprender aun cuando los progenitores les expliquen que lo prestado se devuelve después de un periodo corto.

En su cerebro sucede algo parecido a lo que sufren con la ansiedad por separación (con los padres), aclara Guijarro, cuando otro niño coge algo que le pertenece, no saben que lo recuperarán después.

Por todas estas razones, más que imponerles una regla para compartir lo más recomendable es mostrarles a través de las experiencias, menciona la educadora Bello. Se trata de “estar con ellos y ser empáticos con otras personas. Con el ejemplo estamos enseñando a nuestros hijos que ellos también pueden darse cuenta de las emociones y de lo que sienten otras personas y por ahí iniciar el conocimiento del otro”.

El papel del adulto, según la experta, es anticiparse a las situaciones y organizar la forma en la que los niños van a interactuar. Por ejemplo, se pueden establecer turnos.

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