Un estudio que duró 19 años acaba de ser publicado. La investigación siguió la vida de 184 adolescentes de 13 años hasta que cumplieron 32. El estudio mostró que aquellos que tenían padres más controladores tenían menos posibilidades de estar en una relación romántica, tener amistades fuertes o lograr méritos académicos.

La investigación se publicó en la revista Child Development y buscaba ahondar más en los efectos de la sobreprotección y el control excesivo que pueden tener ciertos padres sobre sus hijos a través de la culpa o la manipulación para lograr que los chicos les escuchen. Es uno de los primeros estudios que se enfoca en los daños a largo plazo de este tipo de crianza.

En 1998 los investigadores reclutaron niños del octavo grado de escuelas públicas. Ellos fueron llevados a un laboratorio con sus mejores amigos. Allí ellos debían pedir ayuda a sus amigos para solucionar algún problema que tengan. Ambos chicos hablarían y los científicos estudiaron estas conversaciones. "A los 13 años ya tenían problemas para pedir y dar ayuda pero parece que estas dificultades empeoraron con el paso del tiempo" explicó Emily Loeb, una de las investigadoras.

Los niños que tenían padres más controladores también tenían problemas para ser aceptados en un grupo de amigos y también tenían menos habilidades para lidiar con diferentes situaciones sociales.

Los chicos recibieron un seguimiento y fueron parte de nuevas entrevistas a los 15, 16, 27 y 31 años. Para cuando cumplieron 32 años, aquellos que vivieron en ambientes sobrecontrolados tenían menos posibilidades de estar en una relación de pareja y habían completado menos niveles de educación que sus compañeros, incluso tomando en cuenta sus calificaciones y su perfil socioeconómico.

Esto se podría explicar con que durante la adolescencia los padres solían presionar mucho a los hijos para tener un buen rendimiento en el colegio. Cuando crecen y pierden la presión de los padres también pierden la motivación para esforzarse.

Por ello los especialistas concluyen que es necesario que los niños y adolescentes puedan crecer en ambientes en los que ellos puedan ser parte de las decisiones que se toman con respecto a sus vidas. Además que desde temprana edad se debe fomentar en los niños la motivación para ser responsables en su vida académica y lograr sus metas.