El ‘padre cortacéspedes’ evita los errores

Los progenitores que asumen esta conducta de sobreprotección no dejan que sus hijos asuman responsabilidades y adquieran habilidades sociales que necesitan.
Los hijos de padres de tipo ‘cortacéspedes’ sufren desadap­taciones al entorno y no generan empatía con sus iguales. Foto: Freepik

Los hijos de padres de tipo ‘cortacéspedes’ sufren desadap­taciones al entorno y no generan empatía con sus iguales. Foto: Freepik

5 de diciembre de 2022 08:10
Gabriela Balarezo

En la época actual, en la cual se entremezclan diferentes estilos de crianza, llaman la atención los tipos de padres que tienen una actitud constante de sobreprotección. Son los salvavidas de sus hijos porque evitan a toda costa que se involucren en problemas o sufran incomodidades.

El principal deber de los progenitores es cuidar, pero hay algunos que llevan ese papel al extremo. Si los denominados ‘padres helicóptero’ son sobreprotectores, los de tipo ‘lawnmower’ o ‘cortacéspedes’ llevan esa conducta a otro nivel. Así explican en una entrada del blog We Are Teachers, que fue uno de los primeros en usar este término para definir un estilo de crianza en particular.

Según se explica en el blog, los ‘padres cortacéspedes’ van más allá de los catalogados como ‘helicóptero’ porque prolongan sus cuidados excesivos hasta la adolescencia, la época universitaria e incluso durante la adultez.

Denise Creter
, psicóloga clínica especializada en mediación familiar, señala que aunque es un concepto nuevo es un estilo de crianza de larga trayectoria. Se relaciona con lo que se conoce como hiperpartenidad. Aunque hay ciertas características que comparten los progenitores ‘cortacéspedes’, la experta aclara que cada padre hace lo que puede con lo que tiene. “Hay varios factores individuales, sociales, de pareja y más, que tienen gran peso en el momento de guiar a los hijos”, dice. Son estos los que determinan que se comporten de una forma determinada.

Entre las características que los definen está la sobreestimulación que les dan a sus hijos. “Los llenan de muchísimas actividades (durante la tarde después de jornada escolar)”, precisa la psicóloga. Esto lo hacen para supuestamente destacar lo mejor de ellos. En general, son aquellos que les resuelven hasta el más mínimo de los problemas, porque no toleran que sufran algún malestar o que cometan errores. Son progenitores que se mueven por miedo y culpabilidad.

En consecuencia, sus hijos crecen sin desarrollar habilidades (sobre todo las sociales) que requieren y no aprenden a asumir sus responsabilidades. Son niños y adolescentes que no toleran la frustración, muy demandantes, que necesitan siempre al otro para sobrevivir. Según Creter, este tipo de crianza tiene “grandes repercusiones”, en parte porque generan una baja autoestima. 

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