La Internet y las redes sociales abren puertas para que jóvenes y adultos puedan comunicarse, informarse y aprender. Pero también han dejado espacio para que contenido peligroso llegue a poblaciones vulnerables, como niños y adolescentes. Los retos virales son un riesgo de la era 2.0.

En las últimas semanas se conoció que un joven estudiante de la ciudad de Guayaquil resultó herido tras caer mientras sus compañeros grababan un video. Alexis quedó inconsciente y resultó con afectaciones en su cadera, cuello y un derrame en el oído izquierdo.

El ‘rompecráneos’ puso nuevamente en alerta a padres de familia y autoridades educativas sobre los riesgos de emular todo lo que se comparte en redes sociales. Hace algunos años también se viralizó el reto de la ballena azul, que llamaba a los chicos a autolesionarse y acabar con su vida. Con este reto se registraron cientos de muertes en varios países.

Parecería ser que cada cierto tiempo se vuelve popular un nuevo reto que amenaza la integridad de los hijos. Pero ante la falta de posibilidades de impedir su aparición, los especialistas enfocan su atención en la prevención.

Para la psicóloga infantil Nadia Goren es importante retrasar lo más que se pueda el acceso a dispositivos móviles y redes sociales en los chicos. “Tratar de esperar, de ser posible, hasta los 14 o 15 años”, indica la especialista. Esto debido a la falta de madurez que pueden tener los adolescentes. Por ello hay que crear una ­
relación de confianza entre padres e hijos para que ellos puedan guiarles con las dudas que tengan.

Una vez que los chicos acceden a estas herramientas tecnológicas es un error desen­tenderse del contenido al que acceden. Los padres deben tener supervisión sobre lo que ven los chicos y conversar constantemente con ellos para explicarles sobre los riesgos y peligros que se encuentran al otro lado de la pantalla.

“Los adolescentes buscan siempre el reconocimiento y la aprobación del grupo. Hoy en día, en las redes eso se expresa con los ‘likes’ (me gusta). Ellos se sienten validados con eso, entonces no temen tomar riesgos para lograr esto”, dice Goren. Para la psicóloga de Positiva Mente se debe trabajar fundamentalmente en la autoestima de los chicos, especialmente en etapas de alta vulnerabilidad.

Con esto se busca evitar que los hijos sientan que necesitan seguir lo que hacen los demás o que necesitan ser ‘aprobados’ para pertenecer a un grupo. Al trabajar en su seguridad, dice la especialista, se ayuda a que los chicos no caigan en comportamientos riesgosos.

“También tenemos que trabajar en el tema de las consecuencias y de tomar conciencia de que lo que hacemos puede tener efectos negativos”, dice Goren. Para la psicóloga esto se logra desde casa y desde temprana edad. Los chicos necesitan aprender a tomar responsabilidad sobre sus acciones, porque “si nunca tienes una consecuencia, no sabes que algo está mal y no tienes problema en hacerlo nuevamente o incluso hacer algo más peligroso”, agrega.