Esta es la razón por la que tus hijos no te escuchan

La comunicación efectiva debe construirse poco a poco
Al construir una comunicación efectiva desde la niñez se pueden prevenir problemas y conflictos en la adolescencia. Foto: Pixabay

Al construir una comunicación efectiva desde la niñez se pueden prevenir problemas y conflictos en la adolescencia. Foto: Pixabay

28 de mayo de 2019 12:58
Nancy Verdezoto

En toda relación humana, la comunicación es el ingrediente central para que funcione. Si no hay una buena interacción difícilmente habrá comprensión y nunca se lograrán los objetivos que se hayan planteado.

Lo mismo sucede entre padres e hijos. Los adultos quieren que sus hijos los escuchen y los obedezcan, pero también que les tengan confianza para contarles todo y que nunca los cuestionen. Pero los hijos también demandan atención, respeto y acuerdos antes que órdenes.

Conseguir la armonía entre tantas necesidades y demandas puede ser complicado, sobre todo cuando los chicos crecen y se tornan independientes. Según Karla Díaz, docente de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), la comunicación es fundamental en el hogar y para que sea efectiva se pueden usar algunas estrategias como el uso de los ‘mensajes yo’, que implican sustituir el sujeto dentro de cada oración, pasar de los hijos a los padres. Así, dice Díaz, si la habitación de nuestro hijo está desordenada, en lugar de decirle al niño ‘eres un desordenado’, se dice: ‘yo me siento preocupada cuando tu cuarto está desordenado’. “De esta forma se evita que los chicos se sientan etiquetados y se pueden validar los sentimientos y emociones”, puntualizó la experta.

Además, al expresar lo que pensamos de esa manera se enseña a los chicos a hablar de la misma manera y la comunicación será más efectiva. También permitirá que los chicos se entrenen en la expresión de las emociones, porque podrán identificar lo que sienten con una palabra.

La comunicación debe ir de acuerdo con el desarrollo de los niños. Sin embargo, esto no implica que a los más pequeños no se les hable de forma clara y directa. Así, entre los 0 y 2 años de vida, los niños aprenderán todo lo que puedan del lenguaje y, si no hablan claro, es porque los adultos no lo han hecho. Asimismo, en esta etapa ellos se creen el centro del mundo y no han aprendido a compartir; por lo que no se puede obligar a un niño de esa edad a que sea solidario, porque para ellos no existe nadie más, son los reyes.

Conforme avanza la edad, los niños irán comprendiendo mejor el mundo y las conversaciones también irán cambiando. Hasta que al llegar a la adolescencia se llegará a un punto considerado de inflexión.

Entre los 12 y 15 años, para los chicos lo único importante será lo que sus amigos les digan. Por ello, los padres deben buscar otras estrategias para poder mantener una comunicación real y profunda con sus hijos. Al llegar a la adolescencia, uno de los principales conflictos que surgen entre padres e hijos es precisamente la comunicación, porque muchos padres sienten que los chicos hacen exactamente lo contrario a lo que ellos les ordenan; que no los escuchan y que hacen lo que desean.

Según Díaz, la mejor forma de evitar que esto suceda es sembrar una comunicación real en la niñez para que al llegar a este período no sea un caos total. Además, recomienda que los padres no se conviertan en una especie de policía interrogador, en donde les pregunte todo el tiempo qué hicieron, con quién estuvieron, qué dijeron, qué comieron, a dónde salieron... sino que sean los adultos los que les den ejemplo sobre compartir.

“Si papá o mamá hablan y les cuentan lo que hicieron en su día o lo que sintieron en determinada circunstancia, ellos también lo harán y empezará a fluir la conversación”, puntualizó.

Otra manera de mejorar el diálogo es evitar los castigos y llegar a acuerdos y a definir las consecuencias de sus actos.

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