Las razones por las que no se debe gritar a los hijos

La mejor forma de comunicarse con los niños y adolescentes es a través de comunicaciones calmadas y equilibradas
Los niños reaccionan mal a los gritos.

Los niños reaccionan mal a los gritos.

29 de octubre de 2020 17:21
Gabriela Castellanos

Criar hijos es una de las tareas más complejas que existen y uno de los obstáculos más frecuentes es la comunicación. Para los padres puede ser difícil encontrar un balance y mantener el control en todo momento. Pero la realidad es que todos los padres y madres pueden sentirse sobrepasados por el enojo y la frustración y es ahí cuando pueden llegar los gritos.

“Gritar no deja que el mensaje llegue al otro porque las emociones se interponen y se vuelven más grandes que lo que se está tratando de decir”, explica un estudio publicado en Child Mind Institute. Otro de los problemas es que la situación puede escalar y generar que el conflicto empeore. Cuando esto se vuelve habitual, los niños pueden dejar de prestar atención, porque sienten que sus padres pierden el control todo el tiempo. “En ocasiones decir en voz baja que estás decepcionado de sus acciones es mucho más poderoso que gritarlo”, dice Kara Gebhart, una madre y bloguera reconocida de temas de maternidad.

Los gritos también tienen un impacto en la autoestima de los chicos. Puede afectar su desempeño escolar y también generarles problemas de inseguridad. Por ello los especialistas consideran que gritar únicamente es válido si un niño está a punto de hacer algo peligroso, pero que para tratar temas de conducta y comportamiento es mejor tener una actitud más calmada.

Hablar sin perder la calma ayuda a enseñar y transmitir un mensaje a los niños cuando hacen algo mal. Una de las ventajas de esta técnica es que al mostrar a los hijos que somos capaces de autorregular nuestras emociones, ellos también aprenderán a hacerlo. Finalmente, al hablar de forma respetuosa y calmada los niños se sienten más seguros y responden mejor a figuras de autoridad que son equilibradas, justas y calmadas.

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