La robótica se convierte en materia divertida

Esta disciplina, muy ligada a la metodología STEM, propone un aprendizaje multidisciplinar y práctico. En Ecuador hay varios centros que ofrecen clases de este tipo, fuera y dentro del ámbito académico.
Los proyectos de robótica y programación suelen tener diferentes dificultades y se llevan a cabo a lo largo de varias sesiones. Foto: Diego Pallero/FAMILIA

Los proyectos de robótica y programación suelen tener diferentes dificultades y se llevan a cabo a lo largo de varias sesiones. Foto: Diego Pallero/FAMILIA

14 de noviembre de 2022 08:05
Gabriela Balarezo

Lo primero que se ve al entrar al lugar es una maqueta del Coliseo Romano, construida con piezas de lego. Sentados, frente a frente, en una de las seis mesas están los hermanos Sebastián (11 años) y Erick (8 años). Los niños examinan en silencio los manuales de cada uno de sus proyectos y buscan las piezas -organizadas por colores y funciones- acomodadas sobre la superficie. El clasificar los componentes de la estructura que van a armar es clave para lograr su objetivo.

Cada detalle del lugar está fríamente pensado. Debajo de las estanterías con los proyectos terminados y en proceso de los estudiantes hay cajoneras de plástico, con códigos numéricos y de colores, que guardan las preciadas piezas con las que los niños dan forma a sus creaciones. Para guiarse pueden consultar unos catálogos especialmente diseñados.

En Robótica y Familia se describen a sí mismos como “un centro de apoyo emocional académico con legos”. Esta es la herramienta mediante la cual los niños, desde los 6 años hasta los 16, que asisten a este espacio, aprenden sobre robótica y programación. Aunque su formación y el método que aplican abarca mucho más.

La robótica educativa y la programación son disciplinas que en la última década han ganado cada vez más relevancia. Según la Fundación Aquae, se trata de un “sistema de enseñanza interdisciplinar que permite a los estudiantes desarrollar las materias STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas)”, pero también trabajan áreas de lingüística y fomenta la creatividad.

Este carácter trasversal y el hecho de que motivan a los estudiantes a aprender jugando han convertido a estas disciplinas en poderosas herramientas educativas. En Ecuador, las propuestas son variadas y cada una tiene su propio diferenciador.

La robótica les ayuda a desarrollar su imaginación y otras destrezas. Foto: Diego Pallero/FAMILIA

La robótica les ayuda a desarrollar su imaginación y otras destrezas. Foto: Diego Pallero/FAMILIA

En Robótica y Familia trabajan, como lo indica su nombre, codo a codo con las familias de los niños y se centran en las piezas de lego. En el centro tienen a su disposición más de 200 000 piezas.

El auto al que da forma Sebastián, un lunes por la tarde, tiene cerca de 4 000 partes. Por eso, lee con atención el manual para no saltarse ningún paso. Este es un proyecto para un rango de edad mayor a la suya (para joven de 16 años), pero eso no es un obstáculo para él. Su hermano menor, Erick, también trabaja en una construcción pensada para niños cuatro años mayores a él.

De eso también se trata la robótica: de asumir retos y aprender de los errores. Hace un año, Erick intentó armar una grúa con unos mecanismos especiales y algo falló en algún punto del camino y no logró completarlo. Por eso lo pospuso para cuando esté listo de verdad.

El centro es un emprendimiento familiar, en el que Luis Eduardo Correa hace de instructor, es especialista en Robótica Educativa y Pedagogía y Tere Mora, su esposa, es pedagoga y psicopedagoga. Ambos tienen más de 25 años de experiencia en el campo educativo. María José, la hija de ambos, se encarga del marketing y de la comunicación.

Padre e hija cuentan que los proyectos que los chicos realizan en las tardes en el centro les ayudan a desarrollar sus funciones ejecutivas: toma de decisiones, tolerancia a la frustración, concentración, autonomía e incluso control de emociones, por mencionar algunas. En las sesiones, comenta Luis Eduardo, aprenden sobre límites, que son claves para la convivencia familiar.

El alcance de la robótica educativa ha sido tal que ahora también ha llegado al ámbito académico. Robotics Minds fue la primera escuela de robótica que se creó en el país. Esto fue hace 8 años de trayectoria y ofrecen varios tipos de programas, algunos de ellos pioneros en Latinoamérica.

David Astudillo, CEO de Robotic Minds, detalla que trabajan en dos vías: con escuelas y colegios -para incorporar la robótica y las tecnologías exponenciales en el entorno académico- y también con clases que se desarrollan en sus instalaciones. Son chicos que asisten en la tarde porque tienen interés en esta disciplina y forman parte del programa regular o del de alto rendimiento.

El apoyo que dan a las instituciones educativas les ha permitido llegar, precisa Astudillo, a cerca de 45 000 estudiantes en todo el país. Esta integración se da aplicando un esquema STEM o STEAM. “En cada uno de los niveles educativos vamos insertando distintas habilidades y destrezas en función del currículo nacional en distintas materias”, explica.

Cada chico elige el proyecto en el que quiere trabajar. En los más complicados se demoran varios meses. Foto: Diego Pallero/FAMILIA

Cada chico elige el proyecto en el que quiere trabajar. En los más complicados se demoran varios meses. Foto: Diego Pallero/FAMILIA

Según Astudillo, lo que hace tan beneficiosa a la robótica como herramienta educativa es que abarca distintas dimensiones. Además, es muy útil para adquirir destrezas para resolución de problemas.

Marcelo Calle
es profesor a cargo del Centro de Estudios Galileo Galilei, en Cuenca, y considera que la robótica educativa les permite adquirir a los estudiantes de ahora “todas las habilidades que la generación Z debe tener”. El aprendizaje resulta significativo, porque parte de la prueba-error y de la manipulación de materiales.

En este centro tienen clases 100% prácticas, con un enfoque en el ensamblaje y la programación; asimismo, señala que trabajan con dos instituciones educativas de la ciudad. En una de ellas la robótica y la programación se incluyen dentro de la malla curricular (correspondiente al rubro de proyectos) y en otra como una actividad extracurricular.

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