La Navidad es una de las pocas festividades en donde toda la familia se reúne: aparecen parientes que viven lejos, primos a los que no hemos visto en muchos años, sobrinos que no conocíamos.... ¡En Navidad todos quieren estar juntos!

Esta es una oportunidad para que se estrechen los lazos familiares y para que los más pequeños tengan la oportunidad de compartir tiempo con sus seres queridos y aprender de ellos.

Al inicio no se debe presionar a los niños para que tengan contacto y muestras de afecto con sus familiares, en especial si se trata de niños muy pequeños, que pueden asustarse si se acerca alguien que les resulta desconocido para ellos.

Por ello, lo importante es generar recuerdos felices y momentos en los que se puedan compartir vivencias y experiencias en familia. Esto fortalecerá el vínculo que se cree y que perdurará a lo largo del tiempo.

El doctor Ryan T. Howeel, docente e investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad Estatal de San Francisco (EE.UU.), realizó una investigación que demostró que ‘comprar’ experiencias causa más felicidad que comprar cosas. La investigación de Howeel señala que “una vivencia brinda recuerdos agradables para la memoria que se pueden utilizar en momentos con menor felicidad, mientras que al comprar un objeto no existen razones para conservar ese recuerdo”.

Por ello es fundamental que en estas fiestas de Navidad y de Año Nuevo, la familia genere momentos de esparcimiento y de unidad. Que se sientan que están ligados por la sangre y no por la costumbre.

El concepto de familia está marcado precisamente por la convivencia, de acuerdo con los psicólogos.

Esto produce que las personas generen conexiones afectivas y sentimientos como el amor. Este, según un estudio realizado por los psicólogos cubanos Angelina Pi Osoria y Alberto Cobián, contempla “respeto entre los miembros de la familia, deferencia (actitud de gran consideración entre todos), estima; deseo de compartir la dicha que siente cada miembro con los demás, de pasar momentos juntos en armonía, tolerancia, aceptarse como son, incondicionalidad, responsabilidad, confianza, compromiso y necesidad de desarrollar actividades creativas y dinámicas juntos”.

Por ello, las fiestas familiares son los espacios preferidos para desarrollar estas conexiones emocionales. Así aprenderán desde muy pequeños el valor de la familia.