Desde que somos pequeños tenemos una relación muy estrecha con el azúcar, nos gusta tanto el dulce que está presente en todo.

El azúcar se transforma en glucosa, que nuestro cuerpo debe procesar para producir energía, pero si la cantidad consumida es demasiado alta, el cuerpo no tendrá las herramientas necesarias para transformarla y se pueden producir enfermedades como la diabetes, la hipertensión y el sobrepeso.

De acuerdo con la nutricionista Valeria Castillo, el problema es que desde pequeños nos acostumbramos a comer todo con azúcar añadida, lo que distorsiona los sabores naturales de los alimentos. “Es común ver a un niño que no come fruta sola, sino que debe estar acompañada de crema batida o azúcar”, comentó la especialista.

Es fundamental reducir el consumo de azúcar procesada para reemplazarla por azúcar natural, que se obtiene de las frutas y de los carbohidratos. Estos al procesarse producen esta fuente de energía, vital para el día a día.

Lo importante es consumir carbohidratos de buena calidad, como la quinua, el garbanzo, la lenteja, entre otros. Estos productos, al combinarse con otros alimentos, proveerán al cuerpo también de vitaminas, minerales y grasas saludables.

Para Castillo es fundamental que se empiece desde niños a reducir el consumo del azúcar procesado y de los productos que tienen azúcar añadida. “No se le puede pedir a alguien que toma café con tres cucharaditas de azúcar que de la noche a la mañana ya no le ponga nada. Pero sí se le puede pedir que le ponga menos cucharaditas y en un mes, solo una”, señaló.

La reducción de azúcar tendrá consecuencias positivas para la salud general de las personas y, además, reducirá de peso.