La depresión afecta a los pacientes con ACV

Después de sufrir un accidente cerebrovascular, los pacientes pueden experimentar cambios emocionales y de comportamiento
La depresión es una de las consecuencias de los accidentes cerebro vasculares.

La depresión es una de las consecuencias de los accidentes cerebrovasculares.

11 de noviembre de 2020 17:52
Gabriela Castellanos

Los accidentes cerebrovasculares o ACV se producen cuando el suministro de sangre hacia una parte del cerebro se interrumpe repentinamente. Esto causa que esa región del cerebro no reciba nutrientes y oxígeno, lo que puede causar una discapacidad permanente e incluso la muerte.

“Quienes sobreviven a un ACV necesitan rehabilitación prolongada y terapias que ayuden a recuperar sus habilidades, así como tratamiento mental para hacer frente a la depresión, la ansiedad, la apatía y la fatiga. Son trastornos psiquiátricos que intervienen en el comportamiento y las emociones”. Por ello, es importante que la persona esté dispuesta a cooperar en su rehabilitación”, explica el Dr. Cristhian Bravo, emergenciólogo del Hospital de los Valles.

Precisamente la depresión es uno de los principales efectos de los ACV y, según los especialistas, son el principal factor que limita la recuperación y rehabilitación de una persona que sufrió un accidente cerebrovascular. La depresión se presenta en una de cada tres personas y en más de la mitad de los casos no llega a ser diagnosticada. Además, según el Instituto de Neurociencias, la enfermedad tiene una prevalencia de 3% al 5% en la población en general, pero solo un 0,2% busca tratamiento. Las personas que sufren depresión se sienten tristes, melancólicos, infelices, abatidos y derrumbados.

Por ello, los especialistas recomiendan una vigilancia adecuada para detectar y tratar a tiempo la depresión pos-ACV con el fin de evitar estancias prolongadas en hospitales, lo que puede limitar la recuperación funcional de las personas.

Una de las recomendaciones principales es recordarles a los pacientes que siguen desempeñando un papel activo en su propia vida. Deben tomar sus medicamentos y acudir a las citas médicas. También hay que motivarlos para participar en las actividades cotidianas y en su rehabilitación.

Es importante evitar interrumpirles cuando están hablando. Lo mejor es darles el tiempo necesario para que piensen y se expresen, para que también puedan tomar decisiones. Otro tema clave es fomentar la interacción con otras personas. Por eso se deben buscar actividades positivas para mejorar la función emocional como socializar con amigos y familiares.

Bravo también recomienda que, en la medida de lo posible, tenga un proceso de readaptación a su vida profesional. Sentirse útil y tener un sentido de normalidad le ayudará durante su recuperación.

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