Cada vez son más personas las que se fijan en las etiquetas nutricionales en el momento de comprar alimentos para el consumo familiar. El problema es que la mayoría de ellas no sabe cómo interpretarlas y apenas tienen una idea de si el producto es alto en azúcar o en grasa.

Según la nutricionista Andrea Echeverría, entender las etiquetas es clave para conocer exactamente qué nutrientes se ingieren y en qué cantidades. “Lo primero que debemos ver es la porción. Es con base en esta cantidad de producto que se detallan los componentes de ese alimento”, explica.

En el caso del pan rebanado, por ejemplo, si el tamaño de la porción indicada es una rebanada, las calorías, carbohidratos y otros nutrientes que se indican serán para esa única rebanada. Si se consumen dos rebanadas la cantidad de calorías y carbohidratos también será el doble.

En la etiqueta también aparecerá la información del número de calorías. Esta información es particularmente útil para las personas que deben controlar su peso. Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA), el consumo de 40 calorías por porción se considera bajo, 100 calorías es moderado y 400 calorías o más es alto.

También se encontrará la cantidad de grasas, colesterol, sodio, carbohidratos, fibra, proteína, vitaminas y minerales. “Además de tener el valor en gramos de cada componente nutricional se muestra un valor en porcentaje que indica cómo aporta ese nutriente a la dieta diaria”, dice Echeverría.

Es decir, un alimento puede aportar un 3% de la cantidad de grasas totales que se necesitan durante el día. Esto se calcula con base en una dieta de 2 000 calorías, pero generalmente estos valores dependen de cada persona, su edad, estado físico e incluso su metabolismo.

Ese porcentaje es muy importante, ya que indica qué tan saludable o nutritivo es un alimento. Así, por ejemplo, si tiene 20% de fibra se puede considerar como un alimento nutritivo. Pero si tiene 20% de grasas saturadas debe consumirse con precaución. Por ello se recomienda planificar las compras y hacer comparaciones entre los productos para elegir cuáles son mejores para la salud.