Los golpes de calor son trastornos frecuentes durante el verano y, aunque ocurren más frecuentemente en países con temperaturas extremas, también pueden darse en otros lugares si las personas no toman los cuidados necesarios. Los golpes de calor ocurren por la exposición prolongada a altas temperaturas o cuando se realiza esfuerzo físico a altas temperaturas.

Según la Clínica Mayo, este fenómeno puede aparecer si la temperatura corporal alcanza los 40°C o más. También pueden aparecer otros síntomas como confusión, agitación, problemas para hablar, irritabilidad, delirios, convulsiones, náuseas, vómitos, respiración acelerada, dolor de cabeza, entre otros.

Cuando aparecen estos síntomas, los pacientes requieren atención médica urgente. Si se tarda demasiado tiempo en buscar ayuda se puede causar daño al cerebro, corazón, músculos y riñones. En casos muy graves las personas pueden morir.

Para evitar estos problemas se pueden seguir algunas recomendaciones como usar vestimenta holgada y liviana, especialmente en los días calurosos. Así el cuerpo podrá regular mejor su temperatura. Otra sugerencia es utilizar protector solar, sombrero y gafas. Las quemaduras en la piel afectan la capacidad del cuerpo para enfriarse, así que es fundamental mantener la piel en buenas condiciones.

La hidratación es la mejor forma de cuidarse. Hay que beber agua constantemente para que el cuerpo pueda sudar y así mantener una temperatura normal. La recomendación es dos litros de agua al día, pero en días muy calurosos o cuando se realiza alguna actividad física lo mejor es aumentar a 2,5 litros.

Hay otras medidas que se deben seguir como no dejar a nadie en un automóvil estacionado, especialmente a niños y mascotas. Dentro de un vehículo la temperatura puede subir hasta 10° en solo 10 minutos, por lo que las consecuencias pueden ser fatales. Incluso con las ventanas ligeramente abiertas, los niños no lograrán controlar su temperatura de forma adecuada.