Un artículo de la revista Sleep Diagnosis and Therapy, publicado en enero del 2021, asegura que el sueño es fundamental para el funcionamiento del sistema inmune. La investigación profundiza en que, en el caso específico de la vacuna contra el covid-19, el descanso ayuda a obtener mejores resultados tanto en inmunidad como en la reducción de efectos secundarios.

En investigaciones pasadas ya se había estudiado la relación entre el sueño y la efectividad de la vacuna contra la influenza. Según los científicos, el sueño ayuda “a aumentar la memoria inmunológica”. Es decir, el sistema inmune es más capaz de reconocer a los virus y otros patógenos para desarrollar una respuesta de anticuerpos más rápida y más potente cuando se ha recibido previamente una vacuna.

Los estudios sobre memoria inmunológica han avanzado durante el último año a medida que científicos han tratado de identificar todas las formas en las que se puede mejorar la efectividad de la vacuna contra el covid-19. Pero investigaciones previas ya habían permitido identificar cómo funciona este tipo de memoria que estaría en las células T.

En el Journal of Experimental Medicine se publicó un estudio en 2019 que señalaba que el sueño potenciaba la respuesta de las células T, los linfocitos que pueden diferenciar entre células buenas y males y que se encargan de eliminar aquellas que están infectadas por enfermedades como el cáncer o por virus como el SARS-CoV2.

También se ha demostrado que la cantidad de células T en el cuerpo se disminuye en las personas que no duermen adecuadamente y que la falta de horas de sueño afecta la capacidad de estas células de reconocer y enfrentar organismos patógenos.

Estas investigaciones buscan potenciar el nivel de efectividad de la vacuna contra el covid-19 ahora que ya está en fase de distribución. Si bien las vacunas que están aprobadas tienen entre el 90% y el 95% de efectividad, este cálculo fue hecho en base a pruebas controladas, así que el nivel de efectividad en el público en general todavía no se conoce. Entre las variables que se deben considerar y que pueden afectar la efectividad está la cantidad de sueño.

La recomendación de los investigadores es tener una o dos noches de sueño apropiado (7-8 horas) antes y después de la vacuna. Por otro lado, también hay que mantener una alimentación adecuada antes y después de recibir ambas dosis y cuidar la hidratación del cuerpo.