En tiempo de pandemia y crisis económica el dinero no sobra a las familias para adquirir medicamentos costosos. Menos mal existen fármacos genéricos, “que fueron desarrollados para tener los mismas características y calidad del medicamento de marca”, expresa el médico epidemiólogo Luis Guillermo Jiménez.

El experto defiende que los medicamentos se deben recetar por su nombre genérico o principio activo, puesto que los que curan son estos y no las marcas. Estas últimas son una forma de relacionar el principio activo con una farmacéutica, es mercadeo, afirma.

El nombre genérico es la designación correcta de todos los medicamentos, es la denominación con la que se divulgan en medios científicos. Esta es la nomenclatura que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que la gente pueda hacer un uso racional de los fármacos y pueda acceder a ellos, afirma Jiménez, director médico-científico de La Santé.

La posición de Jiménez es compartida por el médico salubrista Antonio Cabezas. Él recuerda que en la universidad les enseñaron a prescribir con el nombre genérico, “de la molécula, que es la que cura”, subraya el especialista.

Para Jiménez y Cabezas, tanto la seguridad como la calidad de los fármacos genéricos están garantizadas. De lo contrario, el producto no podría llegar a las farmacias.

Jiménez recuerda que, para que un medicamento sea considerado genérico, este debe pasar pruebas de control de calidad estandarizadas que confirmen que se trata del mismo fármaco con la misma efectividad y seguridad del original. “En los estudios, se demuestra la potencia, la efectividad, la pureza, se trata de un fármaco igual al innovador. Todos los medicamentos que llegan a las farmacias tienen estándares internacionales. No hay fármacos ni de primera ni segunda categoría, ni en Ecuador ni en Estados Unidos”, añade el epidemiólogo.