Alejandra Arteaga buscaba la manera de ayudar a otros. En su afán por hacerlo tuvo la idea de crear un sistema de trabajo focalizado, que permitiese generar ingresos económicos desde el hogar.

Así nació la agrupación Tejiendo Sueños. Con sus integrantes se le ocurrió crear el árbol de Navidad tejido más grande del mundo.

Para lograrlo, agrupó a más de 70 mujeres pertenecientes a la Fundación SOS Mamá, Compartamos con los niños del Ecuador y otras entidades del país.

La iniciativa no solo buscó la creación de este gigante símbolo decembrino, sino intentar romper un Récord Guinness por el tamaño del tejido. Arteaga inició la propuesta en marzo.

Hasta julio se buscó a los auspiciantes. Sin embargo, para el proceso también era necesaria una capacitación para las participantes.

Así que se desarrollaron jornadas de enseñanza a las tejedoras. En los meses posteriores se entregó el material.

Luego hubo una revisión de la técnica. El momento más esperado llegó el 12 de noviembre, con el montaje del árbol y luego la inauguración en un centro comercial del norte de Quito.

Fueron cinco meses de un arduo trabajo colectivo que tendrá un rédito económico para las participantes. El árbol de Navidad contiene alrededor de 1 200 piezas tejidas a mano, divididas en hojas, amigurumis (muñecos decorativos) y la estrella.

Cada parte fue realizada con la técnica de croché en hilo de acrílico en diversas tonalidades de verde. El tejido alcanza los 15,88 metros de alto y supera una tonelada de peso.

La estructura no solo será un atractivo para los visitantes, sino que ayudará a las personas sin hogar. Cada ‘hoja’ del árbol se unirá con otras tres piezas para crear una cobija para alguien sin hogar. Los amigurumis del árbol también están a la venta para recaudar fondos. F