La apuesta es llegar lejos con el hockey

En 2017, Katari inauguró el hockey femenino en Ecuador. Ahora hay más equipos de mujeres que se entrenan para posicionar el deporte a gran nivel.
Katari Girls Hockey Team se formó en noviembre de 2017.  El grupo Quito Patina es donde empezaron algunas de sus integrantes. Foto: Julio Estrella / FAMILIA

Katari Girls Hockey Team se formó en noviembre de 2017. El grupo Quito Patina es donde empezaron algunas de sus integrantes. Foto: Julio Estrella / FAMILIA

7 de marzo de 2022 08:00

Cae la tarde en Quito y Mikaela de 12 años debe terminar sus tareas del colegio, prepara su maleta de deportes y sale de casa. Se apresura y, junto a Gabriela, su madre, toma un bus hacia el parque La Carolina. Pronto está donde hace lo que tanto le gusta: jugar hockey.

Es domingo y apenas paró de llover. Mikaela y su mamá son las primeras en llegar.

Esta vez la cita tuvo lugar en la cancha de bike polo del parque capitalino. Ahí se reúnen para jugar hockey con más mujeres. Minutos después aparece Estefanía Arciniegas. Ella dedica sus días al patinaje como instructora.

Es la fundadora del primer equipo ecuatoriano de hockey femenino: Katari. Carga grandes maletas y está acompañada de Ramiro, otro amante del hockey y también fundador del equipo. Desde hace tiempo compartían un gusto por el patinaje urbano en Quito Patina, una comunidad de patinadores conformada en 2013. Un día, Ramiro le propuso a Estefanía jugar hockey sobre patines.

A inicios de 2017 empezaron a hacerlo con indumentaria básica. Las primeras ‘chuecas’ o palos necesarios para practicar el deporte fueron hechos con tablas de carpintería, cuenta Ramiro. A pesar de eso, la experiencia fue buena y después les prestaron el equipo completo.

Para noviembre de 2017 decidieron formar el equipo masculino y femenino de hockey: Gorillas hockey team y Katari Girls hockey team. Desde entonces, se entrenan juntos cada lunes y miércoles a las 22:00 y 20:30, en el patinódromo que está detrás del estadio Olímpico Atahualpa (norte de Quito) .

En pocos minutos llegan más mujeres, algunas acompañadas y otras cargando su maleta de entrenamiento. Ya para el momento, están ocho jugadoras que se ponen el uniforme y los patines. La indumentaria tiene muchas esponjas, así que todas incrementan su talla corporal. Una vez que se ponen el casco quedan casi ocultas.

Cada una toma con firmeza la chueca y espera alerta. Empiezan a patinar para calentar. El piso está mojado y esa es una de las dificultades que enfrentan porque no hay una pista adecuada para este deporte.

A Mikaela, Carolina, Evelyn, Estefanía Arciniegas, Paola, Estefanía Burbano, Erika y Katy ninguno de estos obstáculos las detiene. Ellas aspiran a fortalecerse como equipo y que se sepa que en Ecuador también se juega hockey.

En los entrenamientos se realizan ejercicios para afinar la agilidad en los movimientos, en el manejo de la chueca, para hacer pases, practicar tiros o para frenar a tiempo.


Empieza el juego

Para comenzar el juego las integrantes se divide en equipos de tres personas. Foto: Julio Estrella / FAMILIA

Para comenzar el juego las integrantes se divide en equipos de tres personas. Foto: Julio Estrella / FAMILIA


Al final, organizan un partido en el que Katari y Gorillas se mezclan. Eso ha sido bueno, dicen, porque se exigen mucho más. El juego empieza con seis integrantes. Mikaela y Estefanía son dos de ellas. Ramiro se une. Arman equipos de tres y solo uno tiene arquera.

El puck o disco hockey empieza a rodar. A pesar de todos los elementos de la indumentaria no pierden agilidad. Todo lo contrario, el juego fluye. Son veloces. “Las chicas usan casco con malla”, dice Julián Ramírez, el entrenador.

Es necesario en este deporte, aunque hay hombres que no lo llevan porque ‘les estorba’ y ya han tenido algunos accidentes. “Uno de ellos tuvo una fractura de nariz”, recuerda Ramírez.

Esta vez no hay heridas graves, pero sí caídas y levantadas, como en la vida. A pesar del ‘campo de fuerza’ que crea el vestuario, la arquera dice que si el disco choca contra la malla que les protege la cara es posible sentir el choque y que eso les adormece el rostro, pero no es problema, pasará.

Siguen jugando y suena una alarma de alguno de los edificios cerca. “Recreo”, grita una de las jugadoras y llega la pausa. Retoman el juego por unos minutos más, hay más resbalones, bromas y risas.

Es la hora de despedirse. La mujeres de Katari disfrutan lo que hacen. Mikaela es de las primeras en irse. Tiene prisa. “Aún me faltan deberes”, dice, “Chao, chao”, mientras camina y repasa en voz alta: “ciencias, matemáticas...” . 

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