Carrasco encontró su pasión en los cuchillos

El herrero elabora estos utensilios únicos en su taller en la Amazonía ecuatoriana. El resultado de su labor artesanal se exhibe este mes, en una galería.
El lema del herrero Antonio Carrasco es “la vida hecha a mano”.

El lema del herrero Antonio Carrasco es “la vida hecha a mano”.

5 de septiembre de 2022 11:48
Gabriela Balarezo

Hace 12 años que Antonio Carrasco empezó una nueva vida. Tenía muchas ganas de hacer las cosas que de verdad le fascinaban y empezó a llenar de ruido el taller que por mucho tiempo mantuvo abandonado.

El resultado de su trabajo se expone durante septiembre en la galería Versátil, en Cumbayá.

El resultado de su trabajo se expone durante septiembre en la galería Versátil, en Cumbayá.

Carrasco, oriundo de Cuenca, viene de “una familia de artesanos de oficio y profesionales de ocupación”. Dice que su abuelo era abogado pero también tornero.

De manera similar sucedía con su padre y su hermano. Él no es la excepción. “Viví representando el papel de gerente, de ingeniero en Sistemas...porque había que pagar las cuentas”, menciona respecto del tiempo que formó parte de una empresa de software.

Cuando tomó la decisión de dejar atrás esa vida, empezó a formarse casi autodidácticamente como herrero. Su hija Antonella fue quien le impulsó a elegir este oficio que, según Carrasco, está en extinción. “He encontrado solo a dos herreros más, quizás hayan apenas cinco en todo Quito”, lamenta. El afán por construir cosas con fuego, a su parecer, va desapareciendo.

Sus cuchillos son hechos bajo la filosofía wabi sabi: la belleza en medio de la imperfección.

Sus cuchillos son hechos bajo la filosofía wabi sabi: la belleza en medio de la imperfección.

Me siento absolutamente millonario cuando puedo vender uno de mis cuchillos”.
Antonio Carrasco, herrero

En un época en la que se menosprecia y no se valora el trabajo manual, Carrasco optó por atender a esa necesidad que crecía dentro de él: de construir cosas con sus propias manos. Para él no hay satisfacción mayor que esa.

Ese es el origen de Wiwa Knives. Como herrero fabrica diversos tipos de cuchillos a pedido de los clientes y otros diseñados por él mismo. Es una labor que implica tiempo y paciencia. Elaborar uno de sus cuchillos le puede tomar hasta dos semanas, pero él no carga con la presión de la producti­vidad encima.

En sus creaciones se pueden ver los golpes en el metal: son fruto de su ardua labor artesanal.

En sus creaciones se pueden ver los golpes en el metal: son fruto de su ardua labor artesanal.

En su taller en Archidona (Napo), en la Amazonía ecuatoriana, golpea el acero hasta que esté del espesor ideal, luego lo corta, da forma al filo y por último afila el cuchillo.

Señala Carrasco que emplea materiales reciclados. Usa acero de carbono, de hojas de resorte de autos que busca de extremo a extremo, en Quito por ejemplo, y para los mangos reutiliza los saldos de madera que los carpinteros cercanos a su taller le venden o regalan.

Las marcas en los cuchillos son una suerte de huellas dactilares. Ninguno es igual a otro.

Las marcas en los cuchillos son una suerte de huellas dactilares. Ninguno es igual a otro.

La historia que tienen detrás estos cuchillos y el proceso son el sello de calidad. Carrasco asegura que la gente sí valora su trabajo. La mayor parte de sus clientes son de Guayaquil y son, sobre todo, parrilleros tanto profesionales como aficionados.

Entre quienes adquieren sus cuchillos hay conocidos chefs como Carolina Sánchez, Juan José Morán, Cristian Arroba, Tatiana Rodríguez, entre otros. Para él lo importante es que el oficio le llena de vida.

El taller de Carrasco forma parte de la chacra quichua en la que vive.

El taller de Carrasco forma parte de la chacra quichua en la que vive.

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