La gestión de la Reina se enfoca en los niños

El Centro Terapéutico de la Fundación Reina de Quito tiene 22 años y acoge a 100 niños con síndrome de Down 
El Centro Terapéutico Aprendiendo a Vivir cuenta tiene tres pisos en los que hay diferentes áreas de atención a niños con síndrome de Down.

El Centro Terapéutico Aprendiendo a Vivir cuenta tiene tres pisos en los que hay diferentes áreas de atención a niños con síndrome de Down.

6 de diciembre de 2021 11:20

Marcelo Bejamín tiene síndrome de Down. Nació hace 16 años en Quito. Su madre Norma Cali lo alumbró en el Hospital Militar por la profesión de su esposo.


Cuando vino al mundo, su madre recibió la indicación de que debía llevarlo a terapia debido a su condición. Inició el tratamiento al mes de nacido, pero los equipos en ese entonces no eran suficientes.

 "Cuando viene un hijito así, una no sabe qué hacer", dice Cali. Un terapista del hospital le recomendó llevarlo al Centro Terapéutico Aprendiendo a Vivir y así lo hizo ella. Desde aquel día han pasado 16 años.

Marcelo Benjamín está en primero de bachillerato (cuarto curso) en educación regular. Es un jovencito feliz y sociable, comenta su madre.

Estudia y tiene amigos. Quizás en el futuro se convierta en masajista.

La vida de esa manera no sería posible sin la orientación y apoyo de la fundación. Si un niño con esa condición, no recibe terapias no progresa.

La visión de la inclusión a la educación regular que tiene la fundación es clave para el desarrollo de los niños con síndrome de Down. Hacia allá apunta la gestión de la reina de Quito.

Además de desarrollar el proyecto con el que se postula, la soberana de la capital y su corte se apartan momentáneamente de los reflectores en enero. Los desfiles, el juego del cuarenta y la gala de diciembre pasan a segundo plano por un tiempo.

Con el inicio del año empieza el trabajo por la ciudad. Después de la elección, se convierte en Presidenta de Honor de la Fundación Reina de Quito, una organización que agrupa a las exreinas de la urbe para apoyar a la soberana electa en su gestión anual. La institución tiene 36 años.

Fue fundada por María Teresa Donoso, reina en el período 1984-1985. Hace 22 años, la fundación apuntó su trabajo a los niños y niñas con síndrome de Down a través del Centro Terapéutico Aprendiendo a Vivir.

La entidad acoge a 100 niños desde los 15 días de nacidos en adelante. La Reina también trabaja para que su atención no se detenga.

Se requieren USD 320 000 anuales para funcionar, señala Sofía Arteta, directora ejecutiva de la organización. A diario, los menores que asisten de forma presencial o virtual reciben terapia física, de lenguaje, cognitiva y otras.

Los de menos edad permanecen acompañados de sus padres durante la estimulación temprana, que es de dos a tres veces por semana. A partir de los 2 años se quedan con las terapistas.

Están en el centro cinco horas, en las cuales también reciben un refrigerio. A los de 5 años, según el grado de su condición, se les traslada a colegios o guarderías regulares.

Ellos van a su institución educativa en la mañana y regresan al centro en la tarde. A todos se les hace seguimiento escolar.

Dos chicos ya se graduaron en un colegio regular y dos más están próximos a hacerlo. Todos los niños con síndrome de Down pueden ingresar.

Marcelo Villagrán lleva a su hija Emily para que reciba atención, desde que cumplió 1 año y medio. Ahora tiene 3 y su padre destaca su avance.

Los cambios más notables son en su lenguaje y motricidad, dice Villagrán. La fundación se hace cargo del 70% y los padres del 30% de los gastos.

En el centro de atención trabajan 15 personas entre terapeutas, rehabilitadoras y auxiliares. Parte del presupuesto de la institución se nutre con el programa de padrinos.

Quien se suma a esta propuesta dona USD 10 mensuales. Por ahora tienen 100 personas que contribuyen.

La soberana busca incrementar la cantidad de padrinos con su gestión.  En 2019, el Municipio dejó de hacer el evento de elección, y la fundación tomó la posta.

Desde entonces, acude a la empresa privada para financiarlo. Lo que se recauda con las entradas va al centro terapéutico.

En 2020, el acto fue suspendido por la pandemia. Lo mismo pasó con los eventos que realizan cada año, como la Cena de la Rosa o el desfile de moda Contraste. Esperan que en 2022 no pase lo mismo.

Arteta recalca que la Reina es de la ciudad y no solo de la fundación. Agrega que su elección es importante para la urbe porque es una tradición; y para la fundación, porque es una imagen fuerte y consolidada que apoya.

“Hay muchas fundaciones que hacen un excelente trabajo, pero sí creo que se necesita una cara social en la ciudad. Últimamente la política está muy entredicha y se necesita una cara apolítica que haga obra social”. F

Importa poner una meta
Estefanía Álvarez / Reina de Quito 2021

¿Sabes qué opinión tienen algunas mujeres sobre los reinados?
Creo que hay muchas barreras contra los reinados, pero la Fundación Reina de Quito es completamente algo distinto. Se destaca porque las chicas trabajan por un proyecto para ayudar a su comunidad.

¿En qué proyecto trabajarás?
Se llama ‘Juntas de la mano por tu futuro’. Lo que busco es ayudar a mujeres vulnerables a emprender a través de la tecnología. Además, quiero generar más impacto, es decir, con el mismo contenido ayudar a hombres, porque me parece importante trabajar por un grupo vulnerable, pero la tecnología nos permite trabajar en universidades y barrios para que conozcan los beneficios de la era digital.

¿Crees que la gente subestima el trabajo de las reinas?
Es algo personal. Respeto lo que la gente piense, pero el trabajo y la huella que uno deja es la satisfacción de la persona.

¿Cómo vas a derribar los estereotipos que rodean a las reinas?
Es importante dar evidencia de la labor que uno está haciendo. Para eso, es importante ponerte una meta, cumplir con ella e incluso sobrepasar tus propósitos.

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