La vida de Gabriela dio un giro con Mila

Gabriela Galárraga buscó por años ser madre y no lo consiguió. Cuando se resignó, la vida le sorprendió. Está convencida que todo se da en el momento correcto, con la persona indicada.
Mila llegó cuando Gabriela, de 37 años, menos lo esperaba, cuando ya se había resignado a no ser madre. Foto: cortesía

Mila llegó cuando Gabriela, de 37 años, menos lo esperaba, cuando ya se había resignado a no ser madre. Foto: cortesía

15 de mayo de 2023 07:00
Sara Oñate

El anhelo más grande de Gabriela Galárraga, de 37 años, se convirtió, por un tiempo, en la experiencia más dolorosa y frustrante que experimentó en su vida.

Por varios años buscó convertirse en madre y se sometió a todo tipo de tratamientos. “Solo me faltó viajar al extranjero”, recuerda.

Ese sueño se veía cada vez más lejano. A la exreina de Quito (2005-2006) siempre le gustaron los niños: cuidarlos y jugar con ellos. Su trabajo en la Fundación Reina de Quito le permitió vivir de cerca esa experiencia y cada día ese deseo crecía más.

Aunque muchas personas piensan que es fácil y sencillo quedar embarazada, para la joven periodista no fue así. Tuvo que enfrentar un proceso desgastante, doloroso y el bebé tan anhelado nunca llegó.

“Es una situación que no se la deseo a nadie”, dice Gabriela. Después de atravesar todo ese largo camino, aceptó la situación y se resignó a no tener hijos.

Cerca de cumplir los 35 años decidió cerrar ese capítulo en su vida y a pesar de las dudas y miedos que sintió, así lo hizo. Cientos de preguntas pasaban por su cabeza.
“Hasta conocer a la persona indicada, casarme... la cosa está distante”, se decía a sí misma.

La vida le tenía preparada una sorpresa. “Las cosas se organizaron de cierta forma y la maternidad llegó con la persona correcta y en el momento correcto”, comenta.

Gabriela se considera una mujer muy creyente en Dios y, para ella, lo que ocurrió sin duda se trató de un milagro. Nunca dejó de creer que todo lo que pasa en la vida es por algo y en el tiempo preciso.

Más bien, ese largo camino de espera y frustración que vivió, ahora no lo ve como algo negativo, sino como un aprendizaje que le dejó muchas lecciones.

Entre ellas, que no todo lo que pensamos y planificamos para nuestras vidas ocurre de la forma en que queremos. Y cuando se trata de la vida y la muerte, los designios vienen desde arriba, confiesa.

Sin esperarlo y sin un tratamiento de por medio, Mila -que significa milagro- llegó hace un año y medio a la vida de Gabriela y de Alejandro, su esposo.

Ahora, con 37 años, la exreina de Quito menciona que si bien lo más indicado es planificar la maternidad, ser conscientes de lo que implica y las responsabilidades que conlleva, también es cierto que pasados los 35 años, el reloj biológico de la mujer cambia y existen más riesgos.

Por ello, si la decisión de la mujer y su pareja es postergar la maternidad, menciona Gabriela, una opción es congelar los óvulos, hacerlo con tiempo y así evitar tratamientos de fertilidad, que en su caso no funcionaron y además son demasiado costosos.

Uno de los anhelos más grandes de Gabriela Galárraga fue ser madre. Foto: cortesía

Uno de los anhelos más grandes de Gabriela Galárraga fue ser madre. Foto: cortesía

Trabajar en equipo

Mila llegó para complementar la vida de Gabriela y Alejandro. Es una niña sana y fuerte. Cada día es un aprendizaje que disfrutan como padres. Y si bien la tarea de maternar no es fácil, para Galárraga es más ligera y llevadera cuando se comparten responsabilidades.

Una clave para tener éxito tanto en el ámbito de la pareja como en la vida profesional, que ella destaca, es tener como compañero a una persona que sea un apoyo, un soporte, y que también asuma el rol que le corresponde.

La experiencia de su esposo Alejandro con sus otros tres hijos ha sido beneficiosa para Gabriela. En los momentos de angustia, cuando no sabe por qué llora la bebé, en todas esas situaciones complicadas siempre está él para guiarla y apoyarla.

En el campo profesional, cuando tiene eventos en la noche, por ejemplo, sabe que su esposo es el más indicado para cuidar de la pequeña Mila.

Asimismo, para que las despedidas no sean tristes, Gabriela se da tiempo y lo hace con calma y no al apuro. Le explica a Mila que su mamá tiene otras obligaciones que cumplir, la abraza, la besa y le canta. Así las dos se quedan tranquilas.

Un reto personal que tenía la comunicadora era que su hija, desde los 6 meses se alimentara sanamente. Recuerda que ella de niña era de muy mal comer y por eso se enfocó, cuando cumplió esa edad, en que poco a poco y por sí sola desarrollara ese gusto por la comida.

Para lograrlo utilizó el
método BLW (Baby Led Weaning) o alimentación autorregulada, que consiste, entre otras cosas, en añadir alimentos sólidos a la dieta de los bebés eliminando la fase de las papillas.

Los desafíos como madre son cientos, menciona; sin embargo, en la actualidad existe mucha información, profesionales e incluso las mismas aplicaciones que ayudan en esta labor.

Hoy Gabriela ya no recuerda con dolor el pasado. Al contrario, vive y disfruta el presente y cada instante junto a Mila. Quiere aprovechar el tiempo, su maternidad y cada etapa de ella, porque la vida pasa muy rápido y los hijos crecen y se van. F

Más noticias en: https://www.elcomercio.com/ultima-hora/

Te puede interesar