Son pequeñas, acogedoras y en la mayoría de los casos sostenibles. Los refugios versión mini son una nueva tendencia que crece y gana adeptos en Ecuador a la hora de alojarse. La prueba de que la comodidad no se mide necesariamente en metros cuadrados. Las opciones son variadas. Ya sea en la capital con vista directa al Centro Histórico, con acceso directo a la playa o camufladas en pleno páramo.

Hobbit Homes, en el páramo andino

Construir las tres ‘Hobbit Homes’, que administra The Secret Garden Cotopaxi, no fue tarea fácil. Cuenta Diego Aguilar, encargado del proyecto, que funciona desde 2014 y por su diseño fueron todo un desafío. Están inspiradas en un tipo de cabañas similares que ya existen en Nueva Zelanda.

El arquitecto que las construyó se dedica a hacer hornos de pizza, explica Aguilar. Así que estas minicasas con techo circular son hornos de pizza gigantes enterradas en una parte elevada del terreno rodeada de bosque andino.

Son las opciones más demandas y populares del complejo de cabañas que se levanta en las faldas del Pasochoa, justo al frente del Parque Nacional Cotopaxi. En cada una entran dos personas y una de las opciones incluso puede albergar a un huésped más. En su interior entra cómodamente una cama de dos plazas desde la cual hay vista directa al coloso nevado.

Quienes se hospeden allí tienen paquetes de actividades, como caminatas y demás, para completar el paseo. 

Casa parásito, en pleno centro histórico

Se puede reservar a través de Booking con el nombre del proyecto. Foto: Cortesía El Sindicato Arquitectura

A pequeña escala. Nació como un proyecto de El Sindicato Arquitectura, que ahora acoge a turistas que llegan a la capital. Este objeto arquitectónico mínimo busca demostrar, según sus creadores, que “es posible vivir bien con poco”. Se ubica en la terraza de una edificación del barrio San Juan, en la puerta al Centro Histórico. En sus escasos 12 metros cuadrados hay espacio suficiente para una persona o una pareja. Cuenta con una cama altillo, baño completo, cocina y espacio para almacenamiento y para estar: ya sea trabajar, comer o socializar. Llama la atención por su fachada tipo A y por su gran ventanal de vidrio transparente que permite el ingreso de luz natural.

Casita mágica en vía a jama (Manabí)

Al reservar, se encuentra Airbnb como Tiny House Jama Don Juan. Foto: Cortesía Daniel Varela

Frente al mar. En la Loma Don Juan, en vía Jama, se levanta esta pequeña estructura de madera de pino con espacio para hospedar hasta a tres personas. En un terreno rodeado de bosque seco manabita bien preservado. Hace menos de un mes que esta ‘tiny house’ llegó a su destino final, explica Daniel Varela la mente detrás de este proyecto. Está equipada con todo lo necesario para pasar una buena temporada en el lugar y tiene una vista impresionante al océano. Está equipada con luz, agua caliente, aire acondicionado y dos camas (una matrimonial, que se convierte en mesa y otra individual). Se localiza a pocos minutos de las playas de Don Juan, Bellavista y La División.

Huaira, un hospedaje en un entorno natural

El lugar cuenta con parrilla y fogata. Para reservas, en huaria.ec. Foto: Cortesía Huaira

Conciencia ambiental.  La pequeña cabaña tipo loft se levanta en una finca familiar cerca de Puerto Quito. Basta un trayecto de dos horas y media en auto para llegar y disfrutar de una auténtica escapada en la naturaleza. Esta minicasa prefabricada fue pensada para tener un bajo impacto ambiental, desde el uso de los materiales hasta los detalles de su diseño. Tienen un sistema constructivo que es eficiente para generar confort térmico interior, por lo que no necesita aire acondicionado, cuenta Diana Salvador, la arquitecta detrás de este proyecto. Este refugio está ubicado junto al río Roncador, que atraviesa la propiedad, y rodeado de policultivos de cacao, naranja y banano.

Una minicabaña en la isla de santa cruz

Se puede reservar en Airbnb, como ‘Tiny House’ en Santa Cruz. Foto: Cortesía Yogo Alvear

Ideal para desconectar.  Yogo Alvear construyó esta casita en plena pandemia. Utilizó un contenedor (de poco más de 6 metros) que le servía como bodega, y con madera de la finca en donde se levanta la estructura. La cabaña, rodeada de un bosque de cedro y escalesia (un árbol endémico de Galápagos), y también con presencia de fauna propia del lugar como tortugas gigantes, está pensada para quien busca desconectarse de la rutina. Se ubica a solo 8 minutos en auto (o 20 en bicicleta, ideal para movilizarse en la isla) de Puerto Ayora. Este hospedaje único de las Islas Encantadas funciona con agua que se recoge de la lluvia y con un ‘back up’ de energía solar.